¿Hacia una carrera armamentística?

Con el polvorín sirio en plena ebullición –Estados Unidos, Rusia, Turquía e Irán están directamente implicados sobre el terreno-, la olvidada guerra de Yemen –otro conflicto entre suníes y chiíes en el que Arabia Saudí lidera una coalición contra los hutíes- y, sobre todo, las tensiones en el Pacífico –la escalada militar china, con la construcción de islas artificiales para asentar bases militares, y la continua amenaza de Corea del Norte sobre Seúl, Tokio y Estados Unidos-, el mundo asiste a una suerte de carrera armamentística en la que los principales actores internacionales apuesta públicamente por el rearme de sus ejércitos.

Apenas un mes después de llegar a la Casa Blanca, Donald Trump anunció su intención de que Estados Unidos aumente en 54.000 millones de dólares (51.000 millones de euros) el presupuesto en materia de Defensa, el mayor incremento de esta partida presupuestaria desde el 11-S. Pekín respondió inmediatamente al movimiento de Trump anunciando un aumento del 7% de su presupuesto militar, lo que paradójicamente supone el menor crecimiento en siete años.

Meses antes, el Gobierno de India, el mayor importador de armamento del mundo, había hecho público que invertiría 9.000 millones de euros para modernizar su ejército con nuevos aviones y helicópteros de combate, tanques y drones.

Por su parte, los países miembros de la OTAN tienen encima de la mesa el compromiso firmado en su cumbre de Gales de aumentar sus aportaciones presupuestarias a la Alianza Atlántica hasta el 2% de su PIB antes de 2024.

 

 

En frente, Rusia anunció en diciembre de 2016 que su Fuerza Aérea se dotará con 900 nuevas aeronaves antes de 2020, de los que 160 llegarán ya este año, con lo que se habrá renovado el 55% de la flota aérea rusa.

En este contexto, el Gobierno español ya ha puesto de manifiesto su interés en aumentar la partida presupuestaria dedicada a Defensa y, según fuentes del Ejecutivo, está en conversaciones con la empresa estadounidense Lockheed Martin para renovar la flota de cazabombarderos incorporando el F-35 al ejército del aire.

¿Cuál es la situación de partida? El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) recoge en su informe de balance militar anual que EEUU gastó en 2016 en Defensa 604.000 millones de dólares, seguido de China (145.000 millones), Rusia (58.900 millones) y Arabia Saudí. En este ranking, España ocuparía, con 12.222 millones de dólares, el sexto puesto entre los países europeos, mientras que Turquía, con el segundo ejército más numeroso de la OTAN, se situaría en el noveno puesto con 8.764 millones.