Récord de operaciones contra el yihadismo en 2017
El año que acabamos de cerrar supone varios hitos en lo que al yihadismo y España se refiere. Primero, porque en 2017 el terrorismo islamista volvió a actuar asesinando a 13 personas en Barcelona y Cambrils; y segundo, porque al mismo tiempo la actuación de la Fuezas y Cuerpos de Seguridad del Estado han dejado un saldo de récord.
Desde que se tienen registros -año 2004, tras los atentados del 11-M- la cifra de detenidos y de operaciones contra el yihadismo jamás había alcanzado los guarismos de 2017. Las estadísticas del Ministerio del Interior cifran en 77 el número de detenidos en relación con el yihadismo, una cifra muy alejada de años anteriores. De hecho, es el número más alto desde 2004, cuando se detuvo a 131 personas. En 2004, el número de detenidos fue 42.
En cuanto a operaciones, ocurre lo mismo: 2017 se ha cerrado con 53, más del doble que las 24 actuaciones policiales contra el terrorismo yihadista llevadas a cabo en 2016. Echando la vista atrás, los números sólo hablan de un aumento de la actividad policial, pues en 2015 fueron 36, 13 en 2014, ocho en 2013, cinco en 2012 y 12 en 2011.
Desde el punto de vista geográfico, Cataluña ha sido el mayor centro de actuaciones. Allí se detuvo a 24 personas en relación con el yihadismo, lo que implica uno de cada tres detenidos en todo el país. Madrid, con 14 arrestados, sigue a Cataluña en este ranking de detenciones, en el que Melilla se sitúa con nueve, la Comunidad Valenciana con cinco y Ceuta, Andalucía, País Vasco y Baleares con cuatro en cada una.
Cinco claves de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional
El pasado viernes 1 de diciembre, el Consejo de Ministros aprobó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional. Un documento de 128 páginas divididas en 6 capítulos que sustituye a otro en vigor desde 2013.
- Terrorismo yihadista: una de las principales amenazas que enfrenta España y Occidente en general. El principal actor es el autodenominado Estado Islámico, por su "capacidad operativa, medios, proyección mediática y rápida expansión". El documento hace referencia a los atentados de Barcelona y Cambrils del pasado verano para ejemplificar el nivel de amenaza que supone el yihadismo y apunta a una derivada a la que también se debe prestar mucha atención: el regreso de los llamados 'combatientes extranjeros'.
- Campañas de desinformación: el documento advierte sobre este tipo de acciones, contextualizándolas en un conjunto de actuaciones dirigidas a desestabilizar un país -"se trata de acciones combinadas que pueden incluir, junto al uso de métodos militares tradicionales, ciberataques, operaciones de manipulación de la información, o elementos de presión económica, que se han manifestado especialmente en procesos electorales. La finalidad última que se persigue es la desestabilización, el fomento de movimientos subversivos y la polarización de la opinión pública"-. La Estrategia de Seguridad Nacional habla específicamente de la postverdad: "La manipulación de la información por parte de agentes externos ejerce de factor de influencia en la era de la postverdad, con efectos negativos en la cohesión social y la estabilidad política".
- Crimen organizado: otra amenaza "de naturaleza transnacional, flexible y opaca", cuyo peligro radica en su "enorme capacidad desestabilizadora, que contribuye a debilitar el Estado y minar la buena gobernanza económica". En este apartado, se habla de la trata de seres humanos como uno de los principales áreas de actuación de estas redes criminales, algo que afecta a España sobremanera "como punto de acceso a la UE por parte de redes criminales procedentes de África y América".
- Ciberamenazas: "Las amenazas en el espacio digital adquieren una dimensión global que va más allá de la tecnología", reza el documento, que destaca el incremento de este tipo de amenazas en los últimos años, tanto en intensidad como en sofisticación. Se trata de acciones que pueden ser llevadas a cabo por estados, grupos terroristas, crimen organizado e individuos. Algunos ejemplos de estas amenazas: "Robo de datos e información, los ataques ransomware y de denegación de servicios, el hackeo de dispositivos móviles y sistemas industriales, y los ciberataques contra las infraestructuras críticas". Además, se señala específicamente la amenaza del espionaje y, en concreto, el espionaje industrial, cuyo objetivo es "acceder al conocimiento tecnológico y estratégico que permita adoptar una posición diferencial con respecto a la competencia".
- África: la amenaza yihadista, la situación geoestratégica y la dependencia energética de España convierten a África en objetivo prioritario para la Seguridad Nacional. Literalmente, el documento señala que "su estabilidad y prosperidad redunda en interés directo de España a la hora de asegurar flujos energéticos clave, hacer frente a la inmigración irregular, luchar contra el narcotráfico y prevenir el terrorismo yihadista".
El documento aborda otras cuestiones que deben marcar la Estrategia de Seguridad Nacional, como son las derivadas del cambio climático, especialmente lo relacionado con los incendios y sus devastadores efectos, junto a la sequía y, paradójicamente, las inundaciones.
En cualquier caso, si desde el Ministerio de Defensa se está poniendo cada vez un mayor énfasis en la necesidad de contribuir a la creación de una Cultura de Defensa, este documento aborda la necesidad de generar una suerte de Cultura de Seguridad Nacional con una declaración de intenciones: "El Gobierno impulsará cauces que faciliten el conocimiento en la sociedad acerca del esfuerzo de los actores y organismos implicados diariamente en la salvaguarda de la Seguridad Nacional, en ámbitos tales como la Defensa Nacional, la lucha contra el terrorismo, la ciberseguridad o la seguridad ciudadana. También fomentará la concienciación sobre las amenazas y desafíos actuales, y la sensibilización en lo que respecta a la responsabilidad colectiva en su preservación".
Un centro de rehabilitación de cinco estrellas para yihadistas en Arabia Saudí
Un condenado por yihadismo cumple su pena y, antes de obtener la libertad, ingresa en un centro de rehabilitación. Hasta aquí todo normal, si no fuera por las características de dicho centro: piscina, televisores, jardines, acceso a internet, personal vestido con libreas, habitaciones para las visitas conyugales, gimnasio con todo tipo de maquinaria, una clínica... Un centro de lujo para desradicalizar yihadistas. ¿Dónde? En Riad (Arabia Saudí).
France Presse visitó el Centro de Asesoramiento y Orientación Mohamed bin Nayef, en el que un grupo de clérigos y psicólogos intentan que los islamistas condenados por delitos de sangre abandonen su radicalismo mediante el convencimiento y no la coerción. "Buscamos la forma de que los beneficiarios tengan la sensación de que son gente normal y de que todavía tienen una oportunidad de reinsertarse en la sociedad", explica Yahya Abu Maghayed, director citado centro.
Los islamistas, que no son considerados presos ni detenidos, visten de blanco y tienen libertad de movimientos para disfrutar de los jardines bien cuidados, la piscina, el gimnasio, las televisiones... Por dicho centro han pasado desde que abriera sus puertas en 2004 más de 3.300 yihadistas, entre ellos miembros de Al Qaeda, prisioneros de Guantánamo y talibanes.
Los gestores del centro presumen de una tasa de rehabilitación del 86% y de que la permanencia no es gratuita: si a los tres meses el interno no ha dado signos de mejoría, vuelve a quedar bajo tutela judicial. ¿Y cómo lo evalúan? Entre otras, mediante el uso del arte como terapia. Los internos pintan obras y los expertos buscan evolución en ellas.
¿Qué ha sido de Al Qaeda y de Ayman Al Zawahiri?
Hace tiempo que los titulares e informaciones referidas al radicalismo islamista y al yihadismo lo copan las siglas del autodenominado Estado Islámico. El grupo que proclamó hace poco más de tres años un Califato desde Mosul y que acaba de perder el control militar sobre dicha ciudad iraquí ha sido capaz de aglutinar sobre sí mismo el foco del yihadismo mundial. Sin embargo, eso no debe hacer olvidar a Al Qaeda, la organización que lidera el pediatra egipcio Abi Mohamed Ayman al Zawahiri desde que Osama Bin Laden murió en Abbottabad (Pakistán) el 2 de mayo de 2011.
El periodista de investigación José María Irujo publicaba recientemente un análisis en el que llamaba la atención sobre un grupo terrorista que puede estar callado pero no muerto. Irujo, que ha investigado desde hace años la actividad del grupo yihadista, pone encima de la mesa la opinión de diversos expertos de los servicios de Inteligencia de distintos países respecto de la actividad de Al Qaeda y las ambiciones de su líder.
Varios de esos expertos coinciden en que el objetivo de Al Zawahiri es conseguir ejecutar un gran atentado con un arma bateriológica o incluso nuclear, algo que han perseguido desde la fundación de La Base. No en vano, recuerda Irujo, ése fue el encargo que le dio Bin Laden al sirio español Mustafá Setmarian, que vio frustrados sus planes tras ser capturado por EEUU en Pakistán y entregado al régimen de Bashar Asad.
Sin embargo, ese "sueño" de un ataque que supere en víctimas a los 3.000 asesinados el 11 de septiembre de 2001 sigue vivo entre los militantes de Al Qaeda y, en un contexto en el que el monopolio de la yihad por parte del autodenominado Estado Islámico está más en tela de juicio que nunca en los últimos tres años, no hay que perder de vista el deseo de Al Zawahiri de dar un golpe de efecto que le permita recuperar el cetro del yihadismo internacional.
Como relata Irujo, Sharif al Masri, egipcio detenido en Pakistán en 2004, confesó al FBI y a la CIA que Al Qaeda había logrado hacerse con la denominada “bomba sucia”, un artilugio nuclear casero en cuyo diseño trabajan desde hace años. Es más, Al Masri habría asegurado que dicha bomba se encontraba en Europa, pero que tenían problemas para trasladarla.
Pese a que ningún servicio secreto ha conseguido confirmar la existencia de esa bomba sucia, no se descarta tampoco que Al Qaeda esté intentando hacerse con una. Así al menos lo aseguran fuentes norteamericanas citadas por Irujo, aunque desde España se asegura que hay métodos más económicos y sencillos para conseguir ejecutar ese gran ataque que buscaría la organización de Al Zawahiri para volver a coger la bandera de la yihad mundial.
Sirva de ejemplo esta cita de un responsable de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional: “Descarto que Al Qaeda pueda llevar a cabo un ataque nuclear porque para eso hace falta tener acceso a fuentes nucleares y eso es muy difícil. Pero desde luego que la organización no está muerta y no descartamos un gran atentado con el que pretenda recuperar su visibilidad. Todavía hay muchos grupos que le son fieles en África, Filipinas, Indonesia, Pakistán y Afganistán. Está ahí latente y si el ISIS sufre una derrota y desaparece Al Baghdahi, Al Zawahiri disputarán el liderazgo de la yihad mundial. Pero hoy por hoy Al Baghdahi está presente y Al Zawahiri es un líder virtual que se prodiga muy poco”.