El control a presos yihadistas se ha triplicado en tres años
España tiene en la actualidad 277 presos que forman parte de un plan de control del yihadismo en las cárceles diseñado por el Ministerio del Interior. Esto supone que, desde que se puso en marcha dicho plan en julio de 2014, la cifra de reclusos controlados se ha triplicado.
Estos presos se dividen en tres grupos:
- El más números, con 152 presos, está compuesto por preventivos o condenados por delitos directamente relacionados con el terrorismo yihadista.
- El siguiente, con 39 reclusos, está formado por reos que no han sido condenados por terrorismo pero son considerados susceptibles de convertirse en captadores o reclutadores dadas sus dotes de liderazgo y proselitismo.
- El último está compuesto por 86 internos cuyo encarcelamiento tampoco guarda relación con el terrorismo pero son considerados vulnerables por su situación personal y susceptibles de acabar siendo captados y radicalizados.
Estos 277 presos se encuentran diseminados en 53 centros penitenciarios distintos. Desde el Ministerio del Interior destacan que en España no se han vivido incidentes graves en las prisiones protagonizados por este tipo de población reclusa.
Al contrario, ponen de manifiesto que hace un año se puso en marcha un programa de tratamiento voluntario para los presos yihadistas más radicalizados y está dando sus frutos: 28 internos de 7 centros distintos participan "activamente" en este programa de la mano de psicólogos.
Interior crea grupos locales para prevenir el extremismo violento
La lucha contra el extremismo violento tiene un enfoque local muy importante. La vigilancia del entorno es una herramienta clave a la hora de prevenir la radicalización y poder atajarla antes de que ocurra. Por eso, el Ministerio del Interior trabaja en la creación de unos grupos locales capaces de detectar el proceso antes de que tenga lugar y atajarlo.
El Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), coordina desde hace meses la formación de los Grupos Locales de Lucha contra la Radicalización Violenta. Según informó ABC, ya hay 15 ayuntamientos en todo el país que están poniendo en marcha dichos grupos.
El objetivo es “evitar que cualquier tipo de extremismo, que constituye por sí un problema social, degenere en violencia”, según explican desde el Citco, porque si se llega a la violencia, entonces hay un salto cualitativo y se convierte en “un problema de seguridad”.
El proyecto ‘Stop Radicalismos’, recogido en el Plan Estratégico Nacional de la Lucha contra la Radicalización Violenta de 2015 en el que hay una docena de ministerios implicados, establece la creación de estos grupos locales como herramienta clave a la hora de prevenir el radicalismo antes de que se convierta en violento.
La base es sencilla: el nivel local permite el análisis cotidiano a través de actores como profesores, médicos y trabajadores sociales, que pueden detectar directa o indirectamente cambios de conducta o signos de alarma en individuos, familias o colectivos. Estos actores ya los detectan, pero hasta ahora no existe una red que les permita actuar en consecuencia más allá de iniciativas individuales. En este sentido, las denuncias ciudadanas han permitido abrir hasta 73 investigaciones relacionadas con el radicalismo islámico.
La estructura de estos grupos estará liderada por un representante de la Policía Nacional o de la Guardia Civil, que se encargarán de establecer una coordinación hasta ahora inexistente en muchos municipios, según se ha detectado. En la misma mesa se sentarán profesores, trabajadores sociales, médicos y otros juntos a funcionarios y expertos de seguridad y justicia con el objetivo de intercambiar información y detectar alertas tempranas.
Por ahora, se han implicado en este proyecto 15 consistorios. En concreto: Vigo, La Coruña, Valladolid, Toledo, Guadalajara, Castellón, Valencia, Cartagena, Sevilla, Algeciras, Almería, Málaga, Madrid, Fuenlabrada y Barcelona. De ellos, Málaga es el que tiene el proyecto más avanzado. A futuro, la idea es que cada una de las grandes ciudades tenga uno de estos grupos por distrito, mientras que varios municipios pequeños se unirán en un mismo grupo de coordinación.
La Unión Europea se arma con leyes contra el terrorismo
La amenaza yihadista es una realidad en Europa. París, Niza, Bruselas, Berlín, Londres… Son sólo algunas de las ciudades que han sufrido en carne propia el embate del terrorismo. Muchos de estos atentados han puesto en evidencia el reto que supone para la Unión Europea plantear una lucha efectiva contra el terrorismo y el crimen internacional.
En este sentido, pese a los avances que se habían hecho hasta ahora, se habían detectado algunas fallas y lagunas en el conjunto de la legislación. Y por ello la UE y los 27 han culminado un proceso legislativo de suma importancia en la lucha antiterrorista, con la aprobación de tres directivas en marzo diseñadas para lograr una mayor eficiencia en la lucha contra el crimen organizado y la amenaza terrorista: sobre las armas de fuego, sobre el terrorismo y sobre el Código Europeo de Fronteras.
En lo referente a la directiva sobre el control de armas de fuego, se refuerza la normativa sobre las armas legales para dificultar su tráfico hacia actividades delictivas y terroristas. Además, se establecen nuevas disposiciones relativas al marcado de armas para mantener un control efectivo sobre toda su vida, incrementándose los mecanismos para el intercambio de información en este campo.
En relación a la directiva sobre el terrorismo, se han modificado algunos tipos penales que ahora cada Estado miembro deberá incluir en sus respectivas legislaciones nacionales. Una modificación diseñada para responder al modelo de los llamados “combatientes extranjeros”, aquellos nacionales europeos que se han unido a grupos radicales en conflictos como los de Siria o Irak y regresan aún más radicalizados y con experiencia en combate dispuestos a atentar en Europa. Además, se han introducido modificaciones para mejorar el intercambio de información entre organismos que luchan contra el terrorismo.
Finalmente, se implementan modificaciones en la vigilancia de las fronteras exteriores de la UE, obligándose a realizar controles sistemáticos de todas las personas que las atravieses. Y al decir todas, implica también a los nacionales de Estados miembros de la UE, pues hasta ahora dicho control efectivo sólo se aplicaba sobre los nacionales de terceros países. Es decir, un potencial terrorista con pasaporte europeo podía esquivar sin mayor problema dichos controles.
Como relata Javier Albadalejo, comisario de la Policía Nacional destinado como Consejero de Interior en la Representación Permanente de España en la UE, estas tres directivas “fortalecen aún más el modelo de seguridad con el que ya cuentan la UE y sus Estados miembros”. Albadalejo, además, enfatiza la importancia de estos avances legislativos en el propio hecho de que tanto las instituciones comunitarias como los propios Estados miembros hayan sabido ponerse de acuerdo para sacar adelante estas nuevas normativas.
Predecir el terrorismo a partir del extremismo violento
¿Qué lleva a alguien a radicalizarse y convertirse en terrorista? ¿Afecta el extremismo violento a todos por igual? ¿Qué factores inciden en el proceso? La revista ‘American Psychologist’ ha dedicado un número especial a analizar el fenómeno del extremismo violento, el proceso de radicalización del individuo, la posibilidad de predecir si alguien se convertirá en terrorista y cómo la sociedad puede prevenir el acercamiento de los jóvenes al extremismo violento.
“El terrorismo es uno de los problemas sociales más complejos de nuestro tiempo”, asegura John G. Horgan, Profesor de Psicología de la Universidad Estatal de Georgia (Atlanta) y editor invitado para este número especial de ‘American Psycologist’. “Los esfuerzos para entender el terrorismo abundan en todas las disciplinas académicas, pero permanecen sin respuesta muchas preguntas sobre cómo predecirlo y prevenirlo”, añade Horgan, quien enfatiza: “Nunca ha habido una necesidad más urgente de un mayor compromiso de la psicología”.
Extremismo no implica terrorismo
El punto de partida de los investigadores es la evidencia de que la mayoría de personas con ideas radicales no se convierte en terrorista. Así se refleja en el artículo ‘Entender la radicalización política: el modelo de dos pirámides’, de Clark McCauley y Sophia Moskalenko, ambos del Bryn Mawr College (Pensilvania).
Estos autores basan su premisa en que “el 99% de los que tienen ideas radicales nunca actúan” mientras que, por el contrario, “muchos se unen a la acción radical sin ideas radicales”. Llegan a esta conclusión tras establecer un modelo de estudio comparado a partir de dos pirámides: una de opinión –ideas extremistas y su crecimiento- y otra de acción -desde la pasividad hasta la violencia política, pasando por el activismo legal-.
Por todo ello, el artículo concluye que aquellos programas destinados a luchar contra el extremismo violento que no establecen una diferencia entre ideario y acciones extremistas, lo único que hacen es aumentar de forma innecesaria la amenaza terrorista.
Detección previa del terrorista
Cabe entonces preguntarse cómo se pasa del extremismo violento a la acción terrorista. En este sentido, Kiran M. Sarma, de la Universidad Nacional de Irlanda, plantea en su artículo ‘Evaluación del riesgo y la prevención de la radicalización de la no violencia al terrorismo’ cómo identificar a aquellos que sí darán el salto pasando del mero extremismo ideológico a la acción violenta.
Este psicólogo forense describe en su artículo las distintas herramientas con las que se puede intentar analizar aquellos perfiles que han llamado la atención de las autoridades e identificar a aquellos cuya trayectoria viaja del pensamiento radical a la acción violenta.
Para ello, Sarma considera que hay que avanzar en la forma en que se recopila la información y en los procesos de toma de decisiones al respecto, para lo que pone especial énfasis en los juicios estructurados en contraposición con las listas de “comportamientos de bandera roja” basadas en la mera adhesión de puntuaciones.
El necesario equilibrio con la comunidad
Uno de los ámbitos fundamentales de acción a la hora de prevenir el extremismo violento es el de la comunidad. B- Heidi Ellis y Saida Abdi, ambas del Hospital Infantil de Boston, firman el artículo ‘Fortalecimiento de la resistencia comunitaria al extremismo violento a través de asociaciones genuinas’, en el que analizan cómo la conexión social supone el centro de aquellas comunidades que resisten al extremismo violento e impiden que lo abracen sus jóvenes.
Ambas autoras señalan el necesario equilibrio que debe darse entre las agencias gubernamentales y los miembros de dicha comunidad. Un equilibrio necesario pues, de mantenerse, generará sistemas de alerta temprana que permitirán impedir el surgimiento del extremismo violento. Pero, si esas relaciones fallan, el esfuerzo por evitar el radicalismo puede darse la vuelta y, por el contrario, alimentarlo.
Ellis y Abdi ponen un ejemplo: señalar a un grupo concreto como particularmente vulnerable puede llevar a la estigmatización y la discriminación, lo que restará poder a la comunidad como identidad preventiva.