Los ministros de la OTAN actualizan los avances en ciberdefensa

Los pasados 14 y 15 de febrero tuvo lugar en Bruselas una reunión de los ministros de Defensa de la OTAN. En la primera jornada se debatió sobre la modernización y adaptación institucional de la Alianza, la adaptación de la estructura de mandos, la mejora del proceso de entrega de capacidades OTAN financiadas en común y la revisión funcional de la propia sede de la Alianza.

Esa tarde, la Ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, aprovechó para tener encuentros con sus homólogos de los países que también despliegan tropas en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia en el marco de la operación Presencia Reforzada Aumentada (e-FP, por sus siglas en inglés). También mantuvo encuentros bilaterales con los ministros de Turquía y Francia en los que, entre otras cuestiones, se analizó la cooperación en materia de Defensa.

Estas reuniones se produjeron apenas unos días después de que España tomara el mando de la misión la Unión Europea en Malí, país en el que Francia mantiene un importante despliegue de tropas para luchar contra el yihadismo.

Contraterrorismo, Irak y planeamiento logístico

El segundo día, los 29 ministros abordaron la necesidad de progresar en un marco integral de planeamiento logístico para el área de responsabilidad del mando supremo aliado en Europa (SACEUR), la futura evolución de la misión de entrenamiento y construcción de capacidades en Irak, contraterrorismo, estrategia del poder aéreo conjunto así como el planeamiento de actividades de entrenamiento y construcción de capacidades de Defensa.

Además, se presentó una actualización de los avances en materia de ciberdefensa, materia en la que España mantiene un gran interés, y un informe del Secretario General de la Alianza que recoge el progreso alcanzado en la implementación de las diferentes líneas por las que la OTAN se aproxima al Sur de Europa, a fin de que sus conclusiones puedan ser debatidas en la cumbre que la Alianza celebrará el próximo mes de julio.


España aporta más de la mitad de los efectivos de la misión de la Unión Europea en Malí

Desde el pasado 31 de enero, España manda en la misión de la Unión Europea en Malí, la EUTM. Ese día se hizo cargo de la misión el General de Brigada Enrique Millán, que ha pasado a comandar una fuerza de 580 militares de los que España aporta 292 efectivos.

La Misión de Entrenamiento de la Unión Europea, nombre oficial de la EUTM, convive en el país africano con otras dos: la MINUSMA, bajo bandera de la ONU, y Barkane, francesa. Todas intentan, desde hace un lustro, que el país recupere una estabilidad que perdió en 2012 cuando una amalgama de yihadistas, tuaregs y muyahidines estuvo a punto de tomar la capital, Bamako.

Instructores españoles en Koulikoro. | MINISTERIO DE DEFENSA

La intervención francesa consiguió frenar una arremetida yihadista que últimamente se ha visto reforzada por la irrupción del Daesh, que ha enviado a terroristas islamistas desde Siria hasta este país fronterizo al norte con Argelia y Mauritania para intentar establecer un nuevo califato. Las acciones de estos terroristas han hecho que toda Europa ponga el foco en este país de apenas 18 millones de habitantes cuya estabilidad resulta capital para el viejo continente.

En este contexto y a las puertas del relevo en el mando de la EUTM, España decidió incrementar su aportación a la misión europea pasando de 140 a los 292 efectivos actuales. El foco de acción de la EUTM se centra en el cuartel general de Bamako, donde se llevan a cabo labores de asesoramiento y coordinación, y en un campo de entrenamiento gestionado por el ejercito maliense en Koulikoro, a algo más de medio centenar de kilómetros al norte de la capital del país.

Allí, el medio centenar de soldados europeos bajo mando del General de Brigada Enrique Millán se encarga de formar a los cadetes locales. "No vamos a hacer las cosas por ellos. No es nuestra misión", aclaraba en un reportaje de 'ABC' el mando de la EUTM al tiempo que fijaba el objetivo en "reconstruir un ejército que se había desmoronado".

En este sentido, el trabajo de las tropas europeas consiste, principalmente, en asesorar en una instrucción llevada a cabo en cursos de entre 15 días y dos meses en los que se dota a los cadetes de conocimientos básico sobre artillería, mortero, liderazgo, derecho internacional humanitario y operaciones especiales. El jefe español al mando del campo, el Coronel Olazábal, reconoce que las urgencias del ejército local son "tremendas", pero pone el foco en un aspecto que resume la importancia de esta misión en Malí: "Lo que deberíamos preguntarnos es dónde estaríamos si no hubiéramos hecho esto".


Los ejércitos europeos se despliegan en el Sahel

El Sahel, el área geográfica que se extiende por África entre el desierto del Sáhara y la sabana sudanesa, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de Europa. La inestabilidad política, económica y social de la zona, junto a la proliferación de grupos yihadistas, ha hecho que distintos estados de la Unión Europea desplieguen tropas en el Sahel.

Reino Unido confirmó el pasado 18 de enero que enviará tropas para luchar contra el yihadismo a la zona, sumándose así a Francia, cuyos soldados llevan desplegados en el Sahel desde enero de 2013 en sucesivas misiones; España, con un importante despliegue en Malí, pero también en Senegal y otros países de la región; Alemania, que cuenta con cerca de 900 soldados en Malí; e Italia, que aprobó a finales de 2017 un despliegue de 470 soldados en Níger.

Más allá de las tropas europeas, Estados Unidos cuenta con un importante despliegue en la zona. Desde 2002, las tropas estadounidenses han llevado a cabo distintas misiones de entrenamiento antiterrorista a fuerzas locales en el Sahel además de participar en lo que se denomina una guerra en la sombra en la región desde hace años. A esto hay que sumar el despliegue de 800 efectivos en Níger, lo que supone el mayor contingente estadounidense en el continente.

Poniendo el foco en el conjunto de África, España es el principal contribuyente a las misiones militares de la Unión Europea en el continente. En Malí hay 292 efectivos desplegados, a los que se suman 73 en Senegal, 32 en Mauritania, dos en Cabo Verde, 45 en Gabón, cinco en República Centroafricana y 23 en Somalia.

Eso en cuanto al área continental, pues España participa con 375 militares en la Operación Atalanta, que lucha contra la piratería en el océano Índico, y otros 250 en la Operación Sofía y Sea Guardian en el Mediterráneo. En total, el número de militares españoles desplegados en África, sin contar con las tripulaciones navales, asciende a 1.347.


Canciones como kalashnikovs contra el Daesh en Mali

La expansión del yihadismo acaba con todo, la música incluida. Y eso, en países como Mali, es mucho. Lo explicaban hace poco los miembros de Songhoy Blues, un grupo formado por cuatro músicos malienses que se unieron para denunciar con sus canciones lo que estaba sufriendo su país con el avance del Daesh.

Todo comenzó con un mensaje difundido por la radio: "Nosotros, los muyahidines, prohibimos la radiodifusión de cualquier música desde hoy. Hemos informado a todos los propietarios de las emisoras que no queremos música de Satán". Gao, Tombuctú y Kidal ya estaban en manos de los barbudos de Ansar Dine, ligado al Daesh. Y ese día se impuso la sharia en el territorio controlado por los yihadistas.

Aliou Touré, cantante, recuerda en una entrevista en ABC qué impacto tuvo en él aquel mensaje: "Antes de aquel mensaje jamás había estado preocupado por mi música. Cuando lo escuché, lo primero que pensé fue que tenía huir y cuál sería mi destino".

Él mismo relata cómo vivieron en primera persona un incidente que les hizo darse aún más cuenta de la gravedad de la situación: "El momento más aterrador se produjo entre agosto y diciembre de 2012, cuando se produjeron más ataques. Garba (Touré), nuestro guitarrista, se encontró en Tombuctú con un grupo de yihadistas mientras iba tranquilamente tocando por la calle y, tras quitarle la guitarra, le amenazaron con un castigo mucho peor si le volvían a ver con un instrumento. En ese momento se dio cuenta de que tenía que escapar del norte".

En Mali la música es mucho más que un elemento de ocio y diversión. "Es un vínculo importante entre las tribus, un hilo para unir a grupos dispares, una forma de compartir noticias en un país donde no todo el mundo ve la televisión. Es como nuestro periódico para hablar de los problemas", explica Aliou.

Por ello, ahora usa sus canciones, junto con los otros tres malienses que conforman Songhoy Blues, para hablar de la experiencia de los desplazados y lo que supone la invasión del Daesh. En palabras del propio Aliou: "Nuestras canciones son como nuestros kalashnikovs, no necesitamos armas reales para luchar contra la injusticia. Nuestra música es nuestra forma de protesta".

Otros músicos malienses como Fadimata 'Disco' Wallet Oumar o Kaira Arby han tenido que huir de su país para poder seguir con la música, un elemento que no ha regresado por la alta inseguridad de la zona a pesar de que el Gobierno maliense ya ha recuperado al Daesh gran parte del terrreno conquistado.