Un ex yihadista lucha contra la radicalización del islam en Washington
Hubo un tiempo en que creyó que el mundo estaba en guerra y que él, musulmán, estaba en el bando de un islam atacado por Occidente. Aquel tiempo era el que sucedió a los atentados del 11 de septiembre de 2001, una brecha que creó un antes y un después entre muchos musulmanes y el resto del mundo. Se llama Ismail Royer y fue un yihadista que un día dejó de serlo porque quería hacer el bien.
La historia de Ismail apareció relatada hace unos días en El País. En dicho reportaje se contaba cómo este hombre, que ahora trabaja contra la radicalización y el extremismo violento desde el Centro para el Islam y la Libertad Religiosa de Washington, cambió su vida tras salir de la cárcel en 2016.
Ismail Royer, de 44 años había sido condenado a 20 años por ayudar a unos amigos a viajar a Pakistán para recibir formación terrorista. Nacido Randall, se crió en Sant Louis (Misouri). A los 21 años, convertido al islam, dejó de ser Randall para pasar a ser Ismail y se fue a luchar a Bosnia. Tras regresar, entró en contacto con Lashkar-e-Taiba, organización terrorista que reivindicó el atentado de Mumbai de 2008.
Royer cuenta cómo un día, tras el 11-S, estaba en una charla de un académico con varios amigos. Éste les contó que podían oponerse a Al Qaeda, no apoyar su causa, pero que el mundo había cambiado y la situación era dicotómica. "Lo que importa es lo que viene ahora, ahora Occidente va a la guerra contra los musulmanes y debéis elegir con quién estáis", les dijo.
En ese contexto, aquellos amigos le preguntaron si podía ponerles en contacto con gente de Pakistán. Tras hacerlo, Royer se marchó a Bosnia con su familia y perdió el contacto con los chicos. El FBI comenzó entonces a indagar en su entorno. Royer regresó a Estados Unidos, fue acusado en 2003 y un año después se declaró culpable de dos delitos.
Fue en prisión -cumplió 13 años y medio de su condena, la gran mayoría en un centro de alta seguridad- donde tomó conciencia de su situación y donde halló las contradicciones que le llevaron a darse cuenta de que estaba confundido. De aquella época data un intercambio de cartas con el llamado 'terrorista del zapato', Richard Reed, a quien cuestionaba qué sentido tenía matar en nombre de la religión.
Royer tomó conciencia entonces del proceso que lleva a alguien a radicalizarse, a motivar su extremismo. Y decidió que quería luchar contra ello. Renegando del islamismo violento y ya fuera de la cárcel, comenzó a escribir un blog; una trabajadora del Centro para el Islam y la Libertad Religiosa lo leyó y se puso en contacto con él. Desde entonces, Royer trabaja contra la radicalización apenas a unas manzanas de la Casa Blanca. Un yihadista que tomó conciencia de su error y ahora quiere ayudar a otros a abrir los ojos.
España, 2.679 soldados en 19 misiones internacionales
Hace 25 años, la Agrupación Málaga desembarcó en el puerto de Split (Croacia) bajo la bandera de la ONU. Por primera vez, soldados españoles actuaban en el exterior en mitad de un conflicto. Antes, en 1989, oficiales españoles habían actuado como observadores de la ONU en África y Centroamérica, y en 1992 se había desplegado la BriPac en una misión humanitaria en el Kurdistán.
Como destacaba recientemente Miguel González en El País, 25 años después aún quedan soldados españoles en Bosnia-Herzegovina, aunque se trata de una presencia testimonial.
Tras Bosnia -donde murieron 24 soldados españoles- hubo decenas de misiones más, entre las más destacadas y polémicas el envío de tropas a Afganistán (2002) e Irak (2003) con la retirada express ordenada por José Luis Rodríguez Zapatero al año siguiente.
En total, desde que las tropas españolas desembarcaron en Split, las Fuerzas Armadas españolas han desplegado en más de medio centenar de misiones a más de 160.000 soldados, de los cuales han fallecido 172.
En la actualidad, hay desplegados 2.679 militares españoles en 19 misiones distintas repartidas por el globo. En concreto, 619 en el Líbano, 330 en Letonia, 3 en Bosnia, 7 en Colombia, 149 en Turquía, 531 en Irak, 18 en Afganistán, 457 en el Mediterráneo, 46 en Túnez, 32 en Mauritania, 113 en Senegal, 135 en Mali, 29 en República Centroafricana, 45 en Gabón y 165 en Somalia y el Índico.