La Unión Europea quiere que Twitter, Facebook y Youtube actúen contra los vídeos violentos
La Unión Europea se ha propuesto luchar contra el extremismo violento y quiere hacerlo desde todos los frente posibles. Si hace poco el Parlamento Europeo aprobó una serie de directrices dirigidas a intentar evitar la acción de los llamados ‘combatientes extranjeros’, el objetivo ahora son los vídeos que, usando las redes sociales, incitan a la violencia y el terrorismo.
En este sentido, el pasado martes el Consejo Europeo aprobó una propuesta para que las compañías responsables de redes sociales como Twitter, Facebook y Youtube actúen para intentar evitar la difusión de este tipo de contenidos audiovisuales en sus plataformas.
Pese a que el acuerdo, alcanzado un día después del atentado de Manchester, aún debe de pasar por la Eurocámara antes de convertirse en norma, todo apunta a que se tratará de un mero trámite, pues los eurodiputados ya han manifestado en diversas ocasiones su preocupación por la difusión de este tipo de vídeos en las redes sociales.
El acuerdo reconoce que, dado que los vídeos se han convertido en “una parte esencial” de las redes sociales, las compañías que proveen estos servicios deben tomar medidas para impedir la difusión de mensajes de odio, cuyo contenido incite y/o justifique el terrorismo.
Según acalaró el vicepresidente de la Comisión Europea para el Mercado Único Digital, Andrus Ansip, estas medidas se impondrán únicamente para aquellos archivos almacenados en las plataformas, no para los vídeos en streaming, como sería el caso de Facebook Live, Periscope y otras aplicaciones.
Twitter, Facebook y otras plataformas ya habían empezado a actuar por su cuenta contra el llamado extremismo violento, aunque ahora las instituciones empiezan a reclamarles una mayor implicación y celeridad en esta lucha contra el radicalismo y la apología de la violencia.
Predecir el terrorismo a partir del extremismo violento
¿Qué lleva a alguien a radicalizarse y convertirse en terrorista? ¿Afecta el extremismo violento a todos por igual? ¿Qué factores inciden en el proceso? La revista ‘American Psychologist’ ha dedicado un número especial a analizar el fenómeno del extremismo violento, el proceso de radicalización del individuo, la posibilidad de predecir si alguien se convertirá en terrorista y cómo la sociedad puede prevenir el acercamiento de los jóvenes al extremismo violento.
“El terrorismo es uno de los problemas sociales más complejos de nuestro tiempo”, asegura John G. Horgan, Profesor de Psicología de la Universidad Estatal de Georgia (Atlanta) y editor invitado para este número especial de ‘American Psycologist’. “Los esfuerzos para entender el terrorismo abundan en todas las disciplinas académicas, pero permanecen sin respuesta muchas preguntas sobre cómo predecirlo y prevenirlo”, añade Horgan, quien enfatiza: “Nunca ha habido una necesidad más urgente de un mayor compromiso de la psicología”.
Extremismo no implica terrorismo
El punto de partida de los investigadores es la evidencia de que la mayoría de personas con ideas radicales no se convierte en terrorista. Así se refleja en el artículo ‘Entender la radicalización política: el modelo de dos pirámides’, de Clark McCauley y Sophia Moskalenko, ambos del Bryn Mawr College (Pensilvania).
Estos autores basan su premisa en que “el 99% de los que tienen ideas radicales nunca actúan” mientras que, por el contrario, “muchos se unen a la acción radical sin ideas radicales”. Llegan a esta conclusión tras establecer un modelo de estudio comparado a partir de dos pirámides: una de opinión –ideas extremistas y su crecimiento- y otra de acción -desde la pasividad hasta la violencia política, pasando por el activismo legal-.
Por todo ello, el artículo concluye que aquellos programas destinados a luchar contra el extremismo violento que no establecen una diferencia entre ideario y acciones extremistas, lo único que hacen es aumentar de forma innecesaria la amenaza terrorista.
Detección previa del terrorista
Cabe entonces preguntarse cómo se pasa del extremismo violento a la acción terrorista. En este sentido, Kiran M. Sarma, de la Universidad Nacional de Irlanda, plantea en su artículo ‘Evaluación del riesgo y la prevención de la radicalización de la no violencia al terrorismo’ cómo identificar a aquellos que sí darán el salto pasando del mero extremismo ideológico a la acción violenta.
Este psicólogo forense describe en su artículo las distintas herramientas con las que se puede intentar analizar aquellos perfiles que han llamado la atención de las autoridades e identificar a aquellos cuya trayectoria viaja del pensamiento radical a la acción violenta.
Para ello, Sarma considera que hay que avanzar en la forma en que se recopila la información y en los procesos de toma de decisiones al respecto, para lo que pone especial énfasis en los juicios estructurados en contraposición con las listas de “comportamientos de bandera roja” basadas en la mera adhesión de puntuaciones.
El necesario equilibrio con la comunidad
Uno de los ámbitos fundamentales de acción a la hora de prevenir el extremismo violento es el de la comunidad. B- Heidi Ellis y Saida Abdi, ambas del Hospital Infantil de Boston, firman el artículo ‘Fortalecimiento de la resistencia comunitaria al extremismo violento a través de asociaciones genuinas’, en el que analizan cómo la conexión social supone el centro de aquellas comunidades que resisten al extremismo violento e impiden que lo abracen sus jóvenes.
Ambas autoras señalan el necesario equilibrio que debe darse entre las agencias gubernamentales y los miembros de dicha comunidad. Un equilibrio necesario pues, de mantenerse, generará sistemas de alerta temprana que permitirán impedir el surgimiento del extremismo violento. Pero, si esas relaciones fallan, el esfuerzo por evitar el radicalismo puede darse la vuelta y, por el contrario, alimentarlo.
Ellis y Abdi ponen un ejemplo: señalar a un grupo concreto como particularmente vulnerable puede llevar a la estigmatización y la discriminación, lo que restará poder a la comunidad como identidad preventiva.