Un centro de rehabilitación de cinco estrellas para yihadistas en Arabia Saudí

Un condenado por yihadismo cumple su pena y, antes de obtener la libertad, ingresa en un centro de rehabilitación. Hasta aquí todo normal, si no fuera por las características de dicho centro: piscina, televisores, jardines, acceso a internet, personal vestido con libreas, habitaciones para las visitas conyugales, gimnasio con todo tipo de maquinaria, una clínica... Un centro de lujo para desradicalizar yihadistas. ¿Dónde? En Riad (Arabia Saudí).

France Presse visitó el Centro de Asesoramiento y Orientación Mohamed bin Nayef, en el que un grupo de clérigos y psicólogos intentan que los islamistas condenados por delitos de sangre abandonen su radicalismo mediante el convencimiento y no la coerción. "Buscamos la forma de que los beneficiarios tengan la sensación de que son gente normal y de que todavía tienen una oportunidad de reinsertarse en la sociedad", explica Yahya Abu Maghayed, director citado centro.

Los islamistas, que no son considerados presos ni detenidos, visten de blanco y tienen libertad de movimientos para disfrutar de los jardines bien cuidados, la piscina, el gimnasio, las televisiones...  Por dicho centro han pasado desde que abriera sus puertas en 2004 más de 3.300 yihadistas, entre ellos miembros de Al Qaeda, prisioneros de Guantánamo y talibanes.

Los gestores del centro presumen de una tasa de rehabilitación del 86% y de que la permanencia no es gratuita: si a los tres meses el interno no ha dado signos de mejoría, vuelve a quedar bajo tutela judicial. ¿Y cómo lo evalúan? Entre otras, mediante el uso del arte como terapia. Los internos pintan obras y los expertos buscan evolución en ellas.


¿Qué ha sido de Al Qaeda y de Ayman Al Zawahiri?

Hace tiempo que los titulares e informaciones referidas al radicalismo islamista y al yihadismo lo copan las siglas del autodenominado Estado Islámico. El grupo que proclamó hace poco más de tres años un Califato desde Mosul y que acaba de perder el control militar sobre dicha ciudad iraquí ha sido capaz de aglutinar sobre sí mismo el foco del yihadismo mundial. Sin embargo, eso no debe hacer olvidar a Al Qaeda, la organización que lidera el pediatra egipcio Abi Mohamed Ayman al Zawahiri desde que Osama Bin Laden murió en Abbottabad (Pakistán) el 2 de mayo de 2011.

El periodista de investigación José María Irujo publicaba recientemente un análisis en el que llamaba la atención sobre un grupo terrorista que puede estar callado pero no muerto. Irujo, que ha investigado desde hace años la actividad del grupo yihadista, pone encima de la mesa la opinión de diversos expertos de los servicios de Inteligencia de distintos países respecto de la actividad de Al Qaeda y las ambiciones de su líder.

Varios de esos expertos coinciden en que el objetivo de Al Zawahiri es conseguir ejecutar un gran atentado con un arma bateriológica o incluso nuclear, algo que han perseguido desde la fundación de La Base. No en vano, recuerda Irujo, ése fue el encargo que le dio Bin Laden al sirio español Mustafá Setmarian, que vio frustrados sus planes tras ser capturado por EEUU en Pakistán y entregado al régimen de Bashar Asad.

Sin embargo, ese "sueño" de un ataque que supere en víctimas a los 3.000 asesinados el 11 de septiembre de 2001 sigue vivo entre los militantes de Al Qaeda y, en un contexto en el que el monopolio de la yihad por parte del autodenominado Estado Islámico está más en tela de juicio que nunca en los últimos tres años, no hay que perder de vista el deseo de Al Zawahiri de dar un golpe de efecto que le permita recuperar el cetro del yihadismo internacional.

Como relata Irujo, Sharif al Masri, egipcio detenido en Pakistán en 2004, confesó al FBI y a la CIA que Al Qaeda había logrado hacerse con la denominada “bomba sucia”, un artilugio nuclear casero en cuyo diseño trabajan desde hace años. Es más, Al Masri habría asegurado que dicha bomba se encontraba en Europa, pero que tenían problemas para trasladarla.

Pese a que ningún servicio secreto ha conseguido confirmar la existencia de esa bomba sucia, no se descarta tampoco que Al Qaeda esté intentando hacerse con una. Así al menos lo aseguran fuentes norteamericanas citadas por Irujo, aunque desde España se asegura que hay métodos más económicos y sencillos para conseguir ejecutar ese gran ataque que buscaría la organización de Al Zawahiri para volver a coger la bandera de la yihad mundial.

Sirva de ejemplo esta cita de un responsable de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional: “Descarto que Al Qaeda pueda llevar a cabo un ataque nuclear porque para eso hace falta tener acceso a fuentes nucleares y eso es muy difícil. Pero desde luego que la organización no está muerta y no descartamos un gran atentado con el que pretenda recuperar su visibilidad. Todavía hay muchos grupos que le son fieles en África, Filipinas, Indonesia, Pakistán y Afganistán. Está ahí latente y si el ISIS sufre una derrota y desaparece Al Baghdahi, Al Zawahiri disputarán el liderazgo de la yihad mundial. Pero hoy por hoy Al Baghdahi está presente y Al Zawahiri es un líder virtual que se prodiga muy poco”.


“La mención reiterada de Al Andalus en términos reivindicatorios por parte de grupos yihadistas supone una amenaza clara”

 

El Instituto de Seguridad y Cultura presenta el informe ‘El estandarte de Al Andalus: intensidad y extensión de la instrumentalización yihadista hoy’, firmado por Carlos Echeverría, Vicedecano de Investigación y Doctorado de la Facultad de Ciencia Políticas y Sociología de la UNED y Doctor en Relaciones Internacionales.

Echeverría lleva a cabo un repaso de los acontecimientos históricos del dominio musulmán de la Península Ibérica y establece un análisis detallado de las menciones, cada vez mayores, de los movimientos radicales islamistas y yihadistas a dicho pasado, que manipulan para convertirlo en un símbolo y una referencia: “El mito de Al Andalus”.

Como pone de manifiesto Carlos Echeverría en su informe, “la mención reiterada a Al Andalus en términos reivindicatorios por parte de dichos actores supone una amenaza clara”. Y todo ello a través de “un esfuerzo intelectual” que no encuentra correlato “en forma de esfuerzo intelectual equivalente en sentido contrario”.

Es por ello que, como reitera el autor en su análisis, “no debe escatimarse esfuerzo alguno para desmontar un aparato propagandístico extremadamente eficaz” que, en buena medida, basan “en la construcción de mitos, de entre los que destaca por la brillantez de su presentación el de Al Andalus”.

En este sentido, cabe recordar las continuas menciones en el aparato propagandístico yihadista a símbolos de la dominación musulmana de la Península Ibérica como la Mezquita-Catedral de Córdoba, estandarte del Califato Omeya, y la Alhambra, cuyo esplendor artístico representa la derrota definitiva del Islam ante los Reyes Católicos.

El profesor Echeverría analiza los elementos que configuran ese “mito de Al Andalus”: victorias bélicas, como la batalla de Sagrajas (1086); pero también contundentes derrotas, como las Navas de Tolosa (1212) -“para recordar momentos de humillación de los que, ocho siglos después, los muyahidin o guerreros sagrados del Islam deben resarcirse”-, así como grandes caudillos como Tarik Ben Ziyad y Oqba Ibn Nafaa. Sirva de ejemplo el caso de este último, cuyo nombre –Brigada Oqba Ibn Nafaa- adoptaron los aliados de Al Qaeda en Túnez que aterrorizaron el país africano entre 2012 y 2015.

De Al Qaeda a Al Shabab

A lo largo 18 páginas, Echeverría analiza primero el papel pionero jugado por Al Qaeda, con Osama Bin Laden y su sucesor Ayman Al Zawahiri incitando a “arrebatar Ceuta y Melilla a los apóstatas”. También se centra en la evocación de la islamización del norte de África y su continuación natural hacia Europa a través del Estrecho, con la mitificación de almohades y almorávides como aquellos que acudieron a Al Andalus para reconducirla por la vía del rigor y luchar contra la fitna (división) de las taifas.

Posteriormente, el profesor analiza la reivindicación que se hace a día de hoy de Al Andalus por grupos yihadistas de implantación en África, que se ha convertido en el centro neurálgico del yihadismo salafista y que, en términos geoestratégicos, supone la puerta trasera de España y, por ende, de Europa. Echeverría recuerda el nombre con el que el grupo terrorista Al Shabab denomina a su radio: Al Andalus.

I Cumbre de Seguridad de Córdoba

El próximo viernes 23 de junio el Instituto de Seguridad y Cultura organiza la I Cumbre de Córdoba de Seguridad, en la que expertos del ámbito académico, de la defensa y la inteligencia analizarán los “retos de la prevención del extremismo violento”.