La amenaza yihadista que se cierne sobre Occidente se ha acelerado con la caída del autoproclamado Califato del Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés). Los expertos advierten de que la desaparición territorial del IS no implica el fin de dicha amenaza; todo lo contrario, la acrecienta, pues el nuevo Califato es ahora virtual y más global que nunca, y requiere de acciones de gran impacto para reivindicar su existencia.
En este sentido, en los últimos meses Alemania ha alertado de las nuevas tipologías de amenaza que se ciernen sobre Europa. Según informaba El Confidencial, las autoridades alemanas pusieron en marcha un simulacro en Berlín en el que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los distintos cuerpos sanitarios se enfrentaban a un ataque químico.
Más allá de un ejercicio de entrenamiento y para comprobar la capacidad de reacción, la prueba guarda relación con una amenaza real notificada por un «servicio de inteligencia amigo» a las autoridades alemanas, según reveló el diario Welt. De acuerdo con el rotativo, dicho aviso, proveniente de un país ajeno a la Unión Europea, era «concreto» y apuntaba al uso de gas cloro o ácido sulfhídrico en espacios públicos cerrados.
A esto hay que sumar la creciente preocupación ante el posible uso de drones y otros vehículos autónomos o semiautónomos para cometer este tipo de ataques. Un reciente estudio del think tank alemán Academia Federal de Política de Seguridad (BKAS) alerta de que «este tipo de vehículos ya están siendo usados o probados por grupos terroristas como el IS en varios escenarios de guerra».
Esta institución, ligada a los servicios secretos alemanes, advertía en su informe de que «se debe prestar mucha más atención al riesgo de que sean empleados para ataques terroristas, especialmente si se usan para dispersar material químico, biológico o radiológico«. Unos ataques de los que «sería muy difícil defenderse» ante el pequeño tamaño de estos dispositivos y la posibilidad de que «se usa un gran número de ellos de forma simultánea», en una suerte de «bandadas de drones».
El tercer pilar sobre el que han alertado las autoridades alemanas hace referencia al posible aumento en el uso de menores, incluso niños, en ataques terroristas en suelo europeo. En concreto, Hans-Georg Maaßen, Presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), los servicios secretos alemanes del interior, alertó sobre la posibilidad de que, con el retorno de los llamados ‘combatientes extranjeros’, lleguen menores que «podrían convertirse en una nueva generación de yihadistas«.
No en vano, Alemania sufrió el pasado año siete atentados yihadistas, de los cuales tres fueron cometidos por menores de edad. Incluso hubo un intento de atacar un mercado navideño en Ludwigshafen por un niño de 12 años, que no logró su objetivo al fallar el aparato explosivo de fabricación casera.