El Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos (CRS, por sus siglas en inglés) ha elaborado un informe en el que analiza los retos que afronta la innovación en Defensa transatlántica. El texto, titulado ‘Perspectivas transatlánticas, en innovación en Defensa: cuestiones para el Congreso’, parte del hecho de que la OTAN se está quedando atrás en lo que a innovación en tecnología de Defensa se refiere -“algunos políticos están cada vez más preocupados por la erosión de la superioridad tecnológica de la OTAN”- y plantea cómo debe actuar el Congreso.
El informe reconoce el compromiso alcanzado en 2014 por los países miembros para aumentar las partidas dedicadas a Defensa en sus presupuestos hasta el 2% de su Producto Interior Bruto y a invertir el 20% de dichas partidas en el desarrollo de equipos y en I+D. Medidas éstas dirigidas a afrontar los nuevos desafíos en torno a lo que se ha venido en denominar Guerra Híbrida, sobre todo aquellos relativos a la desinformación y a la ciberseguridad.
El CRS plantea además la posibilidad de que se genere un desequilibrio tecnológico entre los aliados a ambos lados del Atlántico; es decir, el peligro real de que las Fuerzas Armadas estadounidenses estén mucho más avanzadas tecnológicamente que sus aliados transoceánicos. Una posibilidad que supondría un gran desafío a la interoperatibilidad de las fuerzas de la OTAN, especialmente en un contexto en el que los enfrentamientos exigen un proceso de toma de decisiones y una capacidad de reacción e intervención más rápidos que nunca.
En este sentido, el informe no elabora una serie de conclusiones, sino que por el contrario enumera una serie de cuestiones para el Congreso, llegando a preguntar: