Los archivos del Estado Islámico
El Daesh quiso ser un Estado. No sólo proclamó un Califato, sino que estableció una auténtica estructura estatal cuya burocracia generó una ingente documentación. Dicho cuerpo documental ha sido recopilado por varios periodistas durante cinco viajes a Mosul y presentado en un amplio reportaje de The New York Times.
El resultado da buena cuenta de, por un lado, el régimen de terror construido por los terroristas en su territorio; y, por otro, su capacidad de organización estatal. En este sentido, Mosul, la ciudad más importante de las que cayeron bajo control de los fanáticos yihadistas, fue escenario de castigos a niños de 14 años por reírse durante el rezo. Castigos que, como la propia documentación indica, buscaban resultar ejemplarizantes.
Pero los papeles también dan buena cuenta del nivel organizativo de los terroristas. No sólo desde un punto de vista coercitivo, sino meramente burocrático. El NYT ha publicado, entre otros, certificados de nacimientos, contratos de alquiler, órdenes de expropiación de propiedades de población chií, matrículas de vehículos, permisos de conducir... Y todo con el sello y membrete de Daesh.
Incluso, un testamento de un combatiente que marchaba en misión suicida en el que quedaba por escrito que Daesh asumiría la deuda contraída con una familia en Marruecos. Pero uno de los apartados en los que los yihadistas mostraron una enorme eficacia fue en la organización de un aparato recaudatorio de impuestos. Todas las actividades económicas quedaron grabadas y se estableció un férreo control que permitió a Daesh construir una auténtica "máquina del dinero".
El régimen de terror que construyó el Daesh en Mosul tuvo su traducción burocrática en órdenes de detención como las ya referidas. Pero también en manuales de correcta vestimenta, no sólo para mujeres sino también para hombres. Estos debían la parte inferior de las piernas al descubierto y firmar documentos en los que se comprometían a cumplir con determinadas normas como no volver a cortarse la barba, asumiendo voluntariamente que serían castigados en caso de incumplimiento.
Humberto Trujillo: "La cultura yihadista genera mucha influencia, ya que otorga robustez psicológica, certidumbre, poder e identidad"
El yihadismo genera una cultura en torno al miedo como herramienta de control, dominación y proselitismo. Una cultura que afecta por igual a quienes viven sometidos a los designios de una sociedad yihadista y a quienes conforman su principal objetivo a batir: Occidente.
Éste es el resumen de la conferencia 'La cultura del miedo como herramienta yihadista', que ofreció Humberto Trujillo el pasado 20 de marzo en Córdoba. Una conferencia en la que se abordaron las principales características de dicha cultura, directamente relacionada con la creación de símbolos.
Por un lado, este Catedrático del Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Granada explicó que "los yihadistas, al amparo de sus símbolos, emiten comportamientos que permiten alcanzar con éxito los objetivos, lo que refuerza al símbolo como elemento de poder, que a su vez refuerza los comportamientos terroristas". Es decir, hacen ver por qué luchan y cómo pretenden alcanzarlo, lo que retroalimenta su discurso y convierte a esos símbolos en los pilares de su cultura.
Es decir, que "la cultura y simbología yihadista genera mucha influencia, ya que le otorga a la persona con escasa autonomía y robustez psicológica certidumbre, poder e identidad, lo que condiciona sus creencias, roles y normas y, además, refuerza los valores asociados a sus símbolos".
Eso en lo que a los miembros de esa sociedad yihadista se refiere, porque "también genera hostigamiento a los no yihadistas, pues atenaza anímicamente a las personas con escasa autonomía y robustez psicológica que son ajenas a esa simbología, ya que les ocasiona incertidumbre, pérdida de poder, preocupación y miedo".
El símbolo es un elemento capital de la cultura yihadista y su instrumentalización debe de ser contrarrestada "mediante narrativas contundentes". ¿Y cómo se puede luchar contra esa narrativa yihadista? En palabras de Humberto Trujillo:
"Hay que reforzar símbolos como la Mezquita de Córdoba o la Alhambra con nuestros valores para evitar que se conviertan en iconos yihadistas".
Al Andalus es un elemento recurrente en la narrativa yihadista por su simbología y tras los atentados de Barcelona y Cambrils se vio cómo desde el autodenominado Estado Islámico se jugó además con la cercanía al presentar en la reivindicación de los atentados a un terrorista que se hacía llamar 'El Cordobés'.
Se trata de "hacer caer en la cuenta que se haga lo que se haga será inútil, que el yihadismo es imparable, lo que genera indefensión y resignación; y que la amenaza es constante y realmente cercana en el espacio y el tiempo, lo que refuerza la percepción de indefensión".
Según explicó este experto, la estructura circular de esa cultura hace que "los hostigados -los no yihadistas o no partidarios del yihadismo-, emitan comportamientos de miedo ante los símbolos yihadistas, lo que aumenta la fuerza amenazante del símbolo, que a su vez refuerza el miedo".
Terrorismo yihadista, una amenaza en aumento
Se acaban de cumplir 14 años del peor atentado sufrido en Europa. El 11-M supuso un antes y un después en la percepción de la amenaza yihadista en España y en todo Occidente. Con motivo de esta efeméride, el periodista especializado en Datos Marcos García Rey ha querido hacer una suerte de radiografía de la amenaza yihadista en España.
Entre otros, recoge la opinión de Manuel R. Torres Soriano, experto en terrorismo y colaborador del Instituto de Seguridad y Cultura, quien afirma que "el señalamiento de España como objetivo no ha disminuido con respecto a 2004, ya que desde la perspectiva de estos grupos no importa mucho si tienes tropas en Iraq porque no deja de ser Al Andalus y nuestro país siempre es encuadrado dentro de la gran coalición internacional a la que combaten".
El nivel de alerta terrorista se mantiene en el 4 (en una escala de 5) desde 2015. Y la amenaza yihadista, lejos de disminuir, ha ido en aumento. En 2017, se llevaron a cabo en España 53 operaciones policiales contra este tipo de terrorismo. El número de detenidos en España en relación con estos delitos ascendió en 2017 a 77, la cifra más alta desde 2004, año en que se produjeron los atentados del 11-M. A esto hay que sumar que, en la última década, 362 de los 380 asesinados por el terror yihadista lo fueron entre 2015 y 2017.
Otro dato que evidencia el crecimiento de la amenaza yihadista es el de los presos condenados por delitos relacionados con este terrorismo en España. Hasta octubre de 2017, había en las cárceles españolas 151 convictos por estos motivos, tan sólo uno menos que en 2006, el año en que más hubo.
Pero si nos fijamos en presos que forman parte del programa de control del yihadismo puesto en marcha desde Instituciones Penitenciarias, las cifras aumenta. En concreto, 277 presos estarían siendo controlados, el triple que en julio de 2014, cuando se puso en marcha dicho programa.
Interior pone en común con las comunidades autónomas los avances en el Pacto Antiyihadista
El Ministro del Interior, Ignacio Zoido, se reunió esta semana con sus homólogos autonómicos con el objetivo de poner en común los avances que se han hecho en la lucha contra el terrorismo yihadista así como los proyectos en los que se está trabajando en el marco del Pacto Antiyihadista.
A esta reunión, que era la primera vez que se celebraba, acudieron todas las comunidades autónomas a excepción del País Vasco y Cantabria. Cataluña, sin Gobierno desde la aplicación del artículo 155 de la Constitución, estuvo representada por el secretario general técnico del Ministerio, Juan Antonio Puigserver, que tiene asumidas las responsabilidades en materia de Seguridad.
En la reunión, calificada como "positiva" por parte del Secretario de Estado de Interior, José Antonio Nieto, se abordó, entre otras cuestiones, que los Cuerpos Locales de Policía tengan un papel "más proactivo" en la lucha antiterrorista, especialmente en lo que se refiere al intercambio de información con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que se pretende que sea más ágil.
En este sentido, serán los funcionarios de la Policía Nacional y de la Guardia Civil quienes instruyan a los agentes locales en cuanto a los protocolos a seguir en casos relacionados con el terrorismo. Algo que entronca con lo planteado por la representante del Gobierno balear, Catalina Clavera, que pidió "más formación para la Policía Local en materia de antiterrorismo yihadista, por parte de miembros de Policía Nacional y Guardia Civil".
Cladera enfatizó el papel destacable que deben jugar las comunidades autónomas en la lucha contra el yihadismo toda vez que conocen "de primera mano el territorio y tienen información valiosa".