Es evidente que el terrorismo islamista se ha convertido, especialmente desde 2015, en uno de los mayores retos para la seguridad en Europa. Por ello, la publicación ‘Jihadism, Foreign Fighters and Radicalism in the EU’ es una excelente noticia, especialmente teniendo en cuenta que la coordinan los profesores de la Universidad de Granada Inmaculada Marreno y Humberto Trujillo, que lideran un equipo en el que se cuentan grandes especialistas como Manuel Moyano, Carlos Echeverría o Luis de la Corte.

La obra es en parte resultado del proyecto ‘Combatientes extranjeros y seguridad europea. Parámetros psicosociales de la radicalización’, que cuenta con financiación del Ministerio de Economía y Competitividad y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional.

Este trabajo aborda, por un lado, el fenómeno de las células terroristas locales y, por otro, el reclutamiento de los llamados combatientes extranjeros que partieron de la UE para engrosar las filas de grupos como Daesh en zonas de combate. Las primeras actúan y han actuado en ámbitos urbanos y se han cobrado 597 víctimas mortales desde 2004 en todo el territorio de la UE. De los segundos, se estima que de entre 25.000 y 35.000 reclutados, el 20% son europeos.

El trabajo enfrenta el reclutamiento y adiestramiento desde una óptica multidisciplinar, con metodologías como la psicología, el derecho y las relaciones internacionales, lo que permite analizar no sólo los procesos de radicalización sino también las respuestas políticas y legislativas ofrecidas en el marco europeo.

El estudio concluye que las medidas adoptadas hasta ahora para afrontar semejante reto a la seguridad europea no han sido adecuadas, ni por parte de la UE ni por parte de los Estados miembros, pues el reclutamiento de ciudadanos europeos ha continuado creciendo. Los autores analizan las medidas, principalmente represivas, y apuntan a la necesidad de trabajar en el campo de la prevención de la radicalización, la rehabilitación de condenados y la reintegración de los retornados.

Pero si por algo se decantan los investigadores es por huir de simplificaciones, ambigüedades y subjetividades, apuntando la necesidad de abordar medidas complejas, integradas y consistentes. De esta manera, abogan por adoptar medidas y herramientas para actuar contra el extremismo violento en los espacios urbanos, el ecosistema hoy día más vulnerable y susceptible de radicalización.

Además, los investigadores apuntan a otro factor de enorme importancia: las fuentes de financiación. Las medidas establecidas hasta ahora para combatir la llegada de dinero al terrorismo islamista han quedado osboletas, lo que obliga a cambiar de perspectiva y responder a las particularidades del contexto europeo.