El pasado 28 de junio se reunieron en Roma los ministros de los 83 países miembros de la Coalición Global contra Daesh. La cumbre, de la que fue anfitrión el ministro de Exteriores italiano, Luigi di Maio, contó con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, como coanfitrión e invitado estrella. A la reunión también asistieron el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y del Alto Representante de la UE, Josep Borrell.
La ministra de Exteriores española, Arancha González Laya, participó en la reunión para demostrar el compromiso de España «de luchar contra el terrorismo que representa el Daesh allá donde esté presente». El yihadismo ha tenido una posición prominente en la agenda de Laya en los últimos días. La ministra se reunió el pasado 25 de junio con su homólogo iraquí, Fuad Hussein, en Madrid para discutir sobre la cooperación bilateral militar y política, así como el futuro de las relaciones bilaterales.
Así pues, el mensaje que España llevó a la Cumbre enfatiza la «necesidad de focalizar esfuerzos» de la coalición en África, «dado que Estado Islámico se está extendiendo en el Sahel y en el África Subsahariana» como se ve en Cabo Delgado, al norte de Mozambique. En esta región, el gigante energético francés Total suspendió un proyecto valorado en 20.000 millones de dólares por la oleada de ataques terroristas.
Sin embargo, el Sahel es lo que más preocupa a España y donde mayor involucración tiene, especialmente con la misión EUTM Mali, a la que España recientemente ha dedicado un refuerzo de efectivos y recursos sin precedentes. La presencia europea en el Sahel está dirigida contra los movimientos yihadistas locales, aunque también contra otras amenazas a la seguridad nacional como el tráfico de drogas y de personas. A pesar del refuerzo del compromiso español y el objetivo del Gobierno de demostrar liderazgo político, el liderazgo absluto de las acciones en el Sahel lo sigue teniendo Francia a través de su misión Barkhane.
La visión sobre la amenaza yihadista en África es compartida por la Coalición en general, aunque el ministro de Exteriores británico, Dominic Raab, fue especialmente vehemente en su advertencia sobre del aumento de la presencia de Daesh en países como Nigeria, Níger, Camerún y Chad, además de los peligros del resurgimiento del grupo terrorista en Siria e Iraq. Los remanentes yihadistas en Siria también preocupan a la Coalición y a Washington, al estar relacionados con la violencia en campos de refugiados y suponer una amenaza para el vecino Irak, que se encuentra en una situación precaria y celebrará elecciones en octubre.
La Coalición, que se estableció en 2014 y en 2019 declaró la victoria en Siria e Irak, busca ahora contener el resurgimiento de Daesh en otras zonas como África y Afganistán. En este sentido, parece que existe consenso generalizado sobre los desafíos a los que debe hacer frente la Coalición y sobre las medidas inmediatas que deben adoptarse. La Coalición se va a centrar, por ejemplo, en combatir la propaganda del ISIS en estas regiones. El secretario de Estado de EEUU confirmó las preocupaciones de sus homólogos declarando que la atención de la Coalición debe centrarse sobre África. Además, Blinken anunció medidas particulares como sanciones contra un líder de Daesh en el Gran Sáhara.