«La conversión de Santa Sofía en mezquita supone la renuncia a uno de los pilares establecidos por Atatürk para definir una Turquía postcalifal. Nos encontramos ante una etapa en la que Turquía recupera su identidad musulmana e islamista, dejando atrás su proyecto de ser parte de la Unión Europea». Así ha definido Florentino Portero, director del Instituto de Política Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria, el contexto actual de Turquía tras la reconversión de Santa Sofía en mezquita de facto el pasado viernes 24 de julio.

Florentino Portero ha participado este jueves junto a Carlos Echeverría, subdirector del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, en un webinar del Instituto de Seguridad y Cultura titulado De Estambul a Córdoba: causas, procesos y consecuencias de la islamización de Turquía.

Un proceso de islamización del Estado turco que tiene claras implicaciones para Occidente, por su posición geoestratégica y por su pertenencia a la Alianza Atlántica. «Turquía inició años atrás un giro en su papel dentro de la OTAN», ha explicado Portero, que ha citado «su negativa a que tropas estadounidenses cruzaran su territorio durante la invasión de Irak, su apoyo al ISIS en Siria y su política en este país, el apoyo a Hamás en Gaza, su decidida intromisión en los asuntos libios, la compra de armamento a Rusia, su actuación en todo lo relativo a derechos sobre aguas territoriales y fuentes de energía o su reciente enfrentamiento con Francia en aguas del Mediterráneo».

Un escenario que, a tenor de este experto, «pone de manifiesto que Turquía actúa como una potencia ajena a la Alianza«, por lo que «para los Estados miembros, la presencia de Turquía en la OTAN es una problema«. Algo que, para España, como potencia mediterránea, supone un peligro. «La política turca en aguas mediterráneas, de donde proceden fundamentalmente los retos de seguridad para España, es una amenaza seria para la estabilidad general y sufriremos las consecuencias de sus actos», ha vaticinado Portero.

Eso en el ámbito geoestratégico, pero hay otra derivada que, como ha puesto de manifiesto Carlos Echeverría, afecta directamente a España. «Para muchos musulmanes, que no para todos, pero por supuesto para los islamistas y otros tantos, Santa Sofía y la Mezquita-Catedral de Córdoba son asignaturas pendientes«, ha señalado, al tiempo que ha advertido que «al igual que Santa Sofía ha dejado de serlo desde el 24 de julio, la Mezquita-Catedral de Córdoba tiene que dejar de serlo cuanto antes«. ¿La razón? Como ha explicado Echeverría, «para los islamistas estos espacios han sido fertilizados por el Islam, los consideran sagrados y creen que deben volver a conquistarlos».

En este sentido, «la consecuencia inmediata de la habilitación de Santa Sofía para España es doble: ya queda una asignatura pendiente menos, pues se avanza en la islamización de espacios considerados simbólicos para el mundo musulmán, y a su vez ello sirve de estímulo, pues todo es posible, así que si Santa Sofía ha dejado de ser museo tras casi un siglo, la Mezquita-Catedral puede perder su carácter de catedral si las Administraciones públicas no se toman en serio la cuestión«, ha señalado Echeverría, quien ha advertido: «Y más si hay personas dispuestas a reivindicar ese cambio de uso y despistados dispuestos admitirlo, algo que claramente estimula dicha reivindicación».

De acuerdo con este experto, España debería actuar «siendo claros y directos como país cuando estas reivindicaciones se produzcan, sean del carácter que sean». En opinión de Echeverría, «hay que tener las ideas claras y la respuesta a punto» frente a «actuaciones y mensajes como los de Sultán Bin Mohamed Al Qasimi, emir de Sharjah, uno de los Emiratos Árabes Unidos, que ha vuelto a afirmar hace unos días que ‘la Mezquita de Córdoba [debe ser] para los musulmanes porque es propiedad de ellos y los cristianos no la merecen'».

Echeverría, autor del informe De Estambul a Córdoba: los símbolos del islamismo, ha apelado a dicho trabajo para reivindicar la necesidad de «aclarar conceptos, quitarse complejos y asumir que no hay acciones ni actitudes inocuas en todo lo que tiene que ver con el mensaje reivindicatorio islamista». Pues, ha incidido, «lo que a algunos les puede parecer inocuo, y a ingenuos atractivo como es la idea del doble rito, ni es posible ni está exento de riesgos y peligros». En dicho informe, Echeverría arroja cinco conclusiones que, por su interés, reproducimos a continuación:

  1. Idealizar lo islámico más allá de reconocer un capítulo de la historia de España y de un importante legado cultural es un error, máxime en un momento en que las tendencias en el mundo musulmán avanzan en sentido contrario al de la «interculturalidad».
  1. El cambio de estatus de Hagia Sophia, uno de los principales símbolos del pasado esplendor del Islam, esta vez en la figura del Imperio Otomano, va a producir una suerte de efecto llamada que, como ya se está viendo, revitalizará los discursos que reivindican la Mezquita-Catedral de Córdoba como edificio religioso musulmán.
  1. Debates sobre la titularidad de la Mezquita-Catedral, así como de la gestión y uso del edificio alimentan a quienes buscan con fruición revertir la actual situación del edificio y que, al igual que se ha logrado con la basílica de Santa Sofía, acoja de nuevo el rezo musulmán.
  1. La práctica del culto doble en un espacio como el de la Mezquita-Catedral de Córdoba resulta tremendamente compleja, cuando no del todo imposible, dada la presencia de iconografía cristiana en todo el espacio y de enterramientos en el recinto. Al igual que ocurre en Hagia Sophia, supondría un peligro inasumible desde el punto de vista de conservación del monumento Patrimonio de la Humanidad.
  2. La transformación de Hagia Sophia en mezquita supone un torpedo directo a la línea de flotación del equilibrio interreligioso, no sólo de cara al catolicismo sino, sobre todo, en relación con la Iglesia Ortodoxa, tanto en Grecia, con lo que ello supone en términos geopolíticos respecto a Turquía, como, en menor medida, en Rusia. Un contexto en el que la Mezquita-Catedral de Córdoba se sitúa de nuevo en el centro de un debate artificial promovido por quienes quieren lograr recuperar dicho espacio para el Islam.