«A lo largo de la historia, la mentira y la manipulación de la información han formado parte de las relaciones de poder entre Estados. En este sentido, la desinformación no plantea ninguna novedad; lo que sí supone un elemento disruptivo es la enorme efectividad que pueden adquirir estas mismas acciones si se proyectan a través de Internet». Así contextualizó Manuel R. Torres Soriano el pasado 18 de febrero en Córdoba un fenómeno, el de la desinformación, que supone una de las mayores amenazas que afrontan las democracias occidentales hoy día.
Estas palabras sirvieron para situar el debate en el Real Círculo de la Amistad durante la presentación del libro #Desinformación. Poder y manipulación en la era digital, coeditado por el Instituto de Seguridad y Cultura y la editorial Comares, que presidió el alcalde de Córdoba, José María Bellido, y en la que, además del propio Torres Soriano, profesor de Ciencia Política de la Universidad Pablo de Olavide y coordinador de la obra, participó Carlos Echeverría Jesús, subdirector del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED y coautor del libro.
«En la era digital, somos actores en nuestro propio consumo de información, y esto representa un cambio sutil, pero muy importante. En el juego de la desinformación, encontramos gobiernos, empresas, grupos de presión, partidos políticos, grupos terroristas e incluso actores individuales«, resumió Torres Soriano. Uno de esos actores estatales es Rusia que «con la desinformación tiene poco que perder y en cambio mucho que ganar», señaló este experto, quien apuntó a episodios descritos en el libro como la injerencia rusa en procesos electorales en Alemania, Polonia o Hungría, pero también el procés catalán.
Pero como puso de manifiesto Carlos Echeverría, existen otras parcelas donde las campañas de manipulación informativa e injerencia juegan un elemento fundamental en la construcción de discursos, como es el caso del islamismo radical y el terrorismo yihadista, que se refiere a Al Ándalus como «un paraíso en todos los aspectos, algo evidentemente no ajustado a la realidad», sentenció Echeverría, argumentando además que «la idea de recuperación es lo verdaderamente preocupante».
«Cada vez que desde estos ámbitos se nombra algo relacionado con Al Ándalus, lugares como la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada, Sevilla, Málaga o Zaragoza, entre muchos otros, se manipula una idea a favor de un discurso radical y se señala dónde hay que intensificar la labor de diseminación del islam», remarcó este experto, quien insistió en que estos discursos «tienen una dimensión de injerencia redoblada«.
En este caso, además, existe una dualidad en cuanto a los actores que desinforman. Por un lado, grupos terroristas, «desde Ayman al Zawahiri [Al Qaeda] hasta Al Qaeda del Magreb Islámico, Al Shabab o el Estado Islámico, que hacen menciones directas a Al Ándalus y todos esos lugares comunes en torno a los que han manipulado la historia a favor de su discurso terrorista». Y, por otro lado, «herramientas varias de propaganda y de predicación o Dawa instrumentalizadas directamente por países del Golfo o Irán«.
El libro, en el que se abordan las doctrinas militares que alimentan la «guerra informativa», ejemplos de cómo Rusia ha tratado de interferir en distintas elecciones en Occidente, cómo la desinformación ha agravado la crisis política en Cataluña y argumentos para entender cómo el yihadismo y el islamismo radical utilizan la mentira para alcanzar sus objetivos, cuenta entre sus autores, además de con los propios Torres y Echeverría, con Guillem Colom Piella, Vicente Vallés, Nicolás de Pedro y David Alandete.