“Marruecos está utilizando tácticas de guerra híbrida contra España” desde hace tiempo y en ese contexto debe entenderse que haya “agredido las fronteras de la UE” como una forma de “desviar su fracaso en política interior con estas acciones en política exterior”.
Esta es una de las principales conclusiones del webinar Marruecos y España, ¿un caso de guerra híbrida? organizado el pasado 25 de mayo por el Instituto de Seguridad y Cultura y en el que participaron Manuel R. Torres Soriano, catedrático de la Universidad Pablo de Olavide (UPO); Guillem Colom Piella, profesor de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y autor del informe Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España; y Carlos Echeverría Jesús, director del Observatorio de Ceuta y Melilla.
Como recordó Manuel R. Torres Soriano, al referirnos a guerra híbrida «hablamos del comportamiento de un actor que decide desbordar los límites de lo aceptable a la hora de promover sus intereses, aunque eso suponga comprometer la seguridad y el bienestar de otro país«. En este sentido, Torres Soriano consideró que Marruecos está promoviendo desde hace un tiempo «un tipo de conflicto de baja intensidad» que, advirtió, «probablemente se prolongue durante mucho tiempo con momentos de relajación y otros de aceleración cuando el agresor considere que se abren nuevas ventanas de oportunidad».
Porque eso es lo que ha ocurrido en estas últimas semanas, de acuerdo con estos expertos. Tal y como explicó Guillem Colom Piella, «Marruecos entiende que debe aprovechar la coyuntura actual para doblegar la postura de algunos países europeos respecto al Sáhara Occidental», pues la ventana de oportunidad no es tanto la polémica que pretende levantar Rabat sobre el ingreso de Brahim Gali en un hospital español como el reconocimiento de Estados Unidos a las aspiraciones marroquíes sobre el Sáhara Occidental.
Colom Piella reiteró que «este tipo de decisiones [en referencia a lo ocurrido en Ceuta la semana pasada] no se toman en el vacío, existe un contexto y un modus operandi«. De hecho, «se puede entender como represalia por la acogida sanitaria a Ben Ghali o como una acción más dentro del marco de conflictividad territorial que plantea y desarrolla Marruecos respecto a la soberanía española de determinados territorios«, apuntó.
¿Y qué se esconde detrás de esto? Por un lado, según explicaron estos expertos, la agenda de Marruecos, en la que el Sáhara Occidental es ahora mismo prioritario pero de la que no se puede extraer a Ceuta y Melilla. Como apuntnó Colom Piella, «Ceuta y Melilla son asuntos muy candentes en la mentalidad e historia de Marruecos. El deber de todo Sultán de Marruecos siempre fue hacer la yihad contra los dos enclaves españoles».
Pero, por otro lado, no hay que perder de vista que «el contexto actual viene determinado por las consecuencias económicas de la pandemia, las relaciones con terceros estados como EEUU, Israel o Alemania; y la percepción de una disuasión insuficiente por parte de España«.
Y es que, como señaló Carlos Echeverría, «Marruecos pretende desviar su fracaso en política interior con este tipo de acciones de política exterior», y para ello «no ha dudado en agredir las fronteras de la Unión Europea», lo que sitúa el conflicto en un marco muy claro. Pese a las insistencias y esfuerzos de Rabat por lo contrario, «no es un asunto bilateral, sino otra violación más del derecho internacional».
Echeverría recordó que «Marruecos es una dictadura que ha invadido el Sáhara Occidental y que ahora pretende hacer lo mismo con Ceuta y Melilla», que «se trata de un régimen que no ha dudado en engañar a sus población difundiendo ideas falsas como que Ceuta y Melilla son marroquíes» y que «antepone sus intereses políticos a las vidas de sus ciudadanos, incluidos miles de menores».
Ante este escenario, la reacción debe de ir de la mano de «mantener una postura firme y creíble de lo que España considera un comportamiento inaceptable», en opinión de Manuel R. Torres Soriano, de forma que debe «mostrársele a Rabat que nosotros también podemos explotar sus vulnerabilidades, que son muchas».
Pero, además, se debe «seguir profundizando en la disuasión de carácter militar, que lanza un mensaje claro de lo peligroso que puede resultar el recurso de este tipo de estrategias». Sin embargo, hay un problema del que los tres expertos han querido advertir y que en palabras del propio Torres Soriano supone que “»amentablemente hemos asistido a una degradación ininterrumpida de la capacidad de disuasión militar española hacia Marruecos por falta de inversiones, una brecha que también ha ido reduciéndose como consecuencia de una política continuada de adquisiciones por parte de Marruecos».