En su comparecencia en el Congreso de los diputados el pasado 20 de febrero, la ministra de Defensa, Margarita Robles, manifestó la intención de su Departamento de aprobar una oferta expuesta por Santa Bárbara, Indra y SAPA para fabricar 348 vehículos blindados 8×8 para el Ejército de Tierra, por un presupuesto máximo de 2.100 millones de euros.

A pesar de que esta oferta se había aprobado el pasado mes de julio en el Consejo de Ministros, el Ministerio de Defensa no aceptó la propuesta presentada meses después por Santa Barbara Sistemas, contratista principal, por dificultades para llevar a cabo su gestión declaró desierto el contrato.

Esta semana se ha arrojado algo de luz sobre lo ocurrido entre aquel mes de julio en que se aprobó la oferta inicial y la reacción del Departamento de Margarita Robles de final de año declarando desierto el contrato. En una respuesta escrita a la diputada Paloma Gázquez, Defensa explica que tuvo que prorrogar hasta en tres ocasiones el plazo fijado para que Santa Bárbara presentara la oferta.

Las últimas informaciones indican que la asociación encabezada por Santa Bárbara ha modificado su propuesta lo suficiente como para que se resuelva la firma definitiva del contrato y su ejecución. Tal y como indicó la propia Robles en el Congreso, se espera autorizar definitivamente el contrato en próximas fechas dada la urgencia de un proyecto que responde a las necesidades del Ejército de Tierra y al impacto que puede causar desde el punto de vista laboral.

Por otro lado, en su repaso a los planes para la legislatura, la ministra también detalló los programas como el Futuro Avión de Combate Europeo (FCAS) y el desarrollo de una pila de combustible para el sistema Propulsión Independiente de Aire (AIP, por sus siglas en inglés, del submarino S-80).

Con respecto a este último, Navantia, empresa que dirige el proyecto del S-80, confirmó el 26 de febrero la elección de Abengoa, multinacional española especializada en los sectores de infraestructuras, energía y agua, para resposanbilizarse del desarrollo del sistema AIP.

Dicho proyecto, sin precedentes en el mundo, consiste en la fabricación de una pila de combustible que, a través del hidrógeno producido mediante el procesado de bioetanol y oxígeno, crea energía eléctrica que permitirá al submarino mantenerse sumergido hasta casi dos semanas sin necesidad de salir a la superficie.