El esfuerzo bélico ucraniano se encuentra ante una coyuntura crítica: la incondicionalidad del apoyo de sus aliados en Occidente parece haber llegado a su fin. A mediados de este mes, Polonia anunció que no transferiría más armas a Ucrania. En Estados Unidos (EE. UU.) el acuerdo firmado de última hora para evitar el cierre del Gobierno excluyó los 6 mil millones de dólares de asistencia a Ucrania. En Eslovaquia, su nuevo primer ministro, Robert Fico, ha anunciado su intención de dejar de apoyar al ejército ucraniano. Esta semana, Hungría se ha negado a levantar su veto para desbloquear un paquete de 500 millones de ayuda militar a Ucrania. La decisión tomada por estos países responde a una serie de cuestiones de la política internas y demuestra los límites a los que se ve condicionada la asistencia a Ucrania.

 

Elecciones en Polonia y el grano ucraniano

«Polonia ha puesto precio a su apoyo a Ucrania: la prohibición de importaciones de grano ucraniano. Desde el inicio de la guerra, Varsovia se ha posicionado como uno de los mayores defensores y fuentes de apoyo a Ucrania. Sin embargo, una semana después del anuncio de la Unión Europea (UE) sobre su intención de suspender la prohibición sobre las importaciones de trigo ucraniano, el primer ministro Mateusz Morawiecki anunció que “ya no transferimos armas a Ucrania «. La prohibición de importaciones de grano ucraniano se impuso en mayo, con la intención de prevenir la bajada de precios de agricultores locales tras la entrada de grano ucraniano tras el cierre de rutas marítimas del Mar Negro. Específicamente, el acuerdo permitía que los granos fueran transportados por Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria, pero prohibía su venta y almacenamiento en el mercado local. El 15 de septiembre, la Comisión Europea anunció que pondría fin a la prohibición al considerar que “las distorsiones del mercado” habían desaparecido. Inmediatamente, Polonia, junto con Hungría y Eslovaquia, anunciaron que no levantarían las restricciones.

La insistencia polaca en su compromiso con el sector agrario surge en un período de incertidumbre electoral. El próximo 15 de octubre, se celebrarán las elecciones parlamentarias polacas, que, según observadores, podrían llevar a la pérdida de la mayoría absoluta del partido gobernante, el nacional conservador Partido de la Justicia (PiS por sus siglas en inglés). El rechazo a la decisión europea sobre la prohibición podría ser un intento del PiS de asegurar el voto de una de sus bases electorales clave: los agricultores.

Agricultores polacos protestando ante la entrada de grano ucraniano a mercados europeos

Curiosamente, como han señalado algunos observadores, el efecto de este tipo de declaraciones es ante todo retórico. Específicamente, como aclaró el presidente polaco Andrzej Duda días después, Polonia tan solo dejará de enviar armamento recién comprado destinado a modernizar el ejército polaco. Además, como han señalado algunos expertos, la mayoría de ayuda militar que tenía disponible ya ha sido transferida a Ucrania. Sin embargo, los anuncios no son de menor importancia, ya que demuestran que el apoyo a Ucrania no es libre de volverse víctima de tensiones políticas internas. Peor aún, a la vista de declaraciones como “porque si ellos intensifican la disputa, añadiremos productos adicionales a la prohibición de importaciones a Polonia” de Morawiecki, podría poner en duda la continuación de otro tipo de apoyo, como el humanitario.

 

Estados Unidos y los problemas del bipartidismo

 

El apoyo de EE. UU. a Ucrania ha demostrado estar condicionado por un bipartidismo cada vez más difícil de mantener. El sábado, tres horas antes de que venciera el plazo, el Senado aprobó con una mayoría bipartidista de 88-9 la ley para ampliar la financiación del Gobierno federal y, así, permitir el flujo de dinero a las agencias gubernamentales. Sin embargo, el proyecto de ley excluyó los 6.000 millones de dólares para la asistencia militar ucraniana que solicitó el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky. Principalmente, miembros del Partido Republicano, especialmente aquellos afines al expresidente Donald Trump, han expresado su oposición a continuar enviando apoyo militar a Ucrania. Por lo tanto, la única forma de llegar a un acuerdo entre ambos partidos fue excluir la ayuda militar a cambio de evitar medidas contra la inmigración y recortes presupuestarios promovidos por el Partido Republicano.

Como explican los analistas, el flujo de armas a Ucrania se mantendrá al menos durante dos meses gracias a que el Departamento de Defensa cuenta con 3.000 millones de dólares del último paquete de ayuda a Kiev aprobado en mayo. Hasta entonces, una mayor asistencia dependerá de que se apruebe más ayuda en los próximos meses, lo cual es cada vez más difícil de conseguir debido a la división partidista, especialmente en vista de la destitución de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes.

El ahora expresidente de la Cámara de Representantes, Kevin McArthy, abandonando la Cámara tras su destitución

La decisión del político republicano de pactar con el Partido Demócrata este fin de semana le ha costado el apoyo de su partido, lo que llevó a su destitución tan solo tres días después del voto. El esfuerzo fue liderado por el representante republicano de Florida, Matt Gaetz, quien lidera el ala del partido más afín a Donald Trump y representa la mayor oposición a continuar apoyando a Ucrania. Más relevante aún, como han señalado analistas, este episodio ha demostrado que las decisiones de la Cámara no solo se ven obstaculizadas por la división entre demócratas y republicanos, sino también por las profundas divisiones y aparentemente insuperables diferencias entre los mismos miembros del Partido Republicano.

 

Hungría y Eslovaquia: cada vez más lejos de la UE

La reunión extraordinaria de ministros de exteriores europeos celebrada esta semana ha vuelto a demostrar que el apoyo a Ucrania, a pesar de parecer incondicional, puede estar limitado por cuestiones de política interna, en este caso, la política interna de la UE. Específicamente, los intereses de Hungría se han convertido en una barrera para el apoyo de la UE a Ucrania. Durante la reunión de esta semana, la UE tenía previsto apoyar el traspase de 500 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz al esfuerzo bélico ucraniano. Sin embargo, Hungría ha bloqueado una vez más la decisión. Desde mayo, Hungría ha bloqueado la decisión debido a la inclusión del Banco OTP húngaro en la lista de patrocinadores internacionales de la guerra por la Agencia Nacional de Prevención de la Corrupción de Ucrania. A pesar de que el Banco OTP fue temporalmente retirado de la lista, el Ministerio de Asuntos Exteriores húngaro ha comunicado que “mientras el Banco OTP no sea retirado de la lista, Hungría no participará en más financiación de la UE para el suministro de armas a Ucrania«.

Robert Fico tras ganar las elecciones eslovacas

Por último, Ucrania podría perder en los próximos meses el apoyo de otro país europeo: Eslovaquia. Las elecciones del fin de semana pasado en Eslovaquia nombraron al exprimer ministro Robert Fico como líder del país europeo. Este ha declarado abiertamente su intención de dejar de enviar armas a Ucrania. Además, el Ministerio de Defensa eslovaco anunció el jueves que el nuevo líder eslovaco no firmaría el nuevo paquete de asistencia que se iba a enviar a Ucrania. Si bien es cierto que, al igual que en el caso de Polonia, las reservas eslovacas están bajo mínimos, lo que limita el impacto en el campo de batalla ucraniano, la elección de Fico demuestra cómo el apoyo a Ucrania está condicionado por cuestiones de política interna.