Los intentos de países extranjeros para condicionar el crecimiento del islam, las mezquitas y sus imanes y los riesgos asociados a ellos indican que España, al igual que Francia, necesitaría emprender reformas que ayuden a dotar de mayor transparencia a las iniciativas de financiación de centros de culto y organizaciones caritativas islámicas”.
Luis de la Corte, experto en el análisis del yihadismo y el radicalismo islámico, hizo este diagnóstico de situación en Córdoba el pasado 17 de marzo, donde además lo contextualizó señalando que “es indudable que las reivindicaciones de ‘devolución de la Mezquita-Catedral a los musulmanes’ constituyen una forma de provocación”, ante la que, en su opinión, lo mejor es “reafirmar el actual estatus oficial del edificio y el monumento histórico cuando sea necesario y eludir debates estériles”.
De la Corte, que es director del Área de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid, participó junto a Carlos Echeverría, subdirector del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED, en una mesa redonda titulada La sombra del separatismo islamista en Francia, ¿un aviso para España y el resto de Europa?
En el acto, que tuvo lugar en el Real Círculo de la Amistad de Córdoba, se partió de un documento para el debate en el que se analiza el planteamiento del Gobierno francés en torno al llamado “separatismo islamista” y las implicaciones que puede tener para España y el resto de Europa.
En este sentido, Echeverría señaló que “el islam, como tal, en su integridad no es por su propio planteamiento compatible con un modelo de Estado democrático, al menos en algunos aspectos”, y explicó que “de ahí la importancia de que sus creyentes actúen no como bloque purista sino como ciudadanos independientes que compatibilicen una cosa y otra”.
En cuanto al concepto de “islamismo separatista” acuñado por Emmanuel Macron, De la Corte señaló que “apunta a un problema real: el riesgo de que la difusión de las ideas islamistas en las sociedades francesas europeas se traduzca, como mínimo, en un déficit de cohesión social y, como máximo, en la creación de sistemas sociales paralelos que potencien la vulneración de leyes y principios constitucionales”.
Además, este experto recordó que “entre 1995 y 2020 en España las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han explotado un total de 257 operaciones policiales contra individuos y redes que han sido imputados por su presunta vinculación con tramas terroristas de inspiración yihadista” y, además, “en los últimos años las autoridades españolas han expulsado a varios imanes extranjeros por propagar ideas radicales”. “Estos datos —advirtió De la Corte— prueban que el peligro de un islamismo violento no es una mera posibilidad, sino una realidad”.
En este sentido, Echeverría llamó la atención sobre la acción de estados extranjeros intentando controlar el crecimiento del islam en España. Un hecho que, en su opinión, “es difícil de evitar” pues, “dependiendo de la envergadura de la diáspora, el Estado de origen trata de aplicar su influencia, ya sea Marruecos, Argelia, Turquía o Pakistán; sin olvidar las influencias que vienen ejerciendo otros como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, diseminando una aproximación salafista, y Qatar, diseminando la de los Hermanos Musulmanes, sin olvidar a Irán”.
Por todo ello, ambos expertos coinciden en que es necesario abrir un debate a nivel español y europeo para prevenir la expansión del islamismo separatista mediante la defensa y el reforzamiento de los principios constitucionales occidentales.