La agresividad china de los últimos años ha continuado aumentando recientemente. La actual pandemia de COVID-19 ha marcado un punto de inflexión con respecto a cómo China se presenta ante el mundo. La narrativa del ‘ascenso pacífico de China’, que ha sido una de las claves de su política exterior este siglo, parece estar desvaneciéndose y dejando paso a una China resuelta y agresiva en su entorno cercano y, cada vez más, en todo el mundo. La pandemia ha dejado claro que la nueva diplomacia china sigue el modelo wolf warrior, pero incluso antes de 2020, China mostraba indicaciones de su nueva presencia en el mundo. Desde que China parece haber alcanzado el estatus de gran potencia en un mundo multipolar, ha habido cada vez más comentarios sobre una supuesta ‘trampa de Tucídides’, que era precisamente lo que la retórica original del ascenso pacífico pretendía evitar. Antes de la pandemia, este era uno de los temas principales en la discusión global sobre relaciones internacionales, pero desde 2020 parece que China ha abandonado su tradicional estilo diplomático discreto, conservador y pasivo y en su lugar ha adoptado uno agresivo, proactivo y notorio.

Los wolf warriors

A los métodos de guerra híbrida (ciberataques, desinformación, milicias irregulares, injerencia política…) que China lleva años aplicando en su entorno, especialmente en Taiwán y en el Mar de la China Meridional, ahora se le añade la nueva política diplomática que está aplicando en todo el mundo y que ya ha generado incidentes y crisis diplomáticas en varios países.

Los wolf warriors, además de ser una nueva generación de diplomáticos chinos, son una nueva política del Gobierno chino. Hasta ahora se ha manifestado en el agresivo uso de las cuentas oficiales en redes sociales para difamar e insultar a gobiernos y sociedad civil occidentales en todo lo relacionado con la pandemia, así como para difundir desinformación que cuestiona la responsabilidad china en el origen del virus. Aunque los diplomáticos han sido los más visibles, los portavoces oficiales del Gobierno chino y sus medios de propaganda también han participado en estas campañas, lo que demuestra un esfuerzo coordinado de todo el aparato estatal chino e indica un cambio general de política. Estos nuevos métodos no se utilizan sólo en la crisis del COVID-19, sino también en todo lo relacionado con las graves violaciones de derechos humanos (genocidio según el Gobierno estadounidense) que China está llevando a cabo en Sinkiang, que han provocado un intercambio de sanciones y acusaciones entre China y EE.UU, la UE, Reino Unido, Japón y Canadá. El creciente nacionalismo chino también es un factor en este nuevo contexto internacional en el que el conflicto entre China y Occidente tiene múltiple frentes: Sinkiang, Hong Kong, Taiwán, el Mar de la China Meridional, comercio, la pandemia, dependencia económica y tecnológica y cambio climático.

Esta nueva estrategia no sólo está perjudicando la imagen global de China, sino que también está generando y acrecentando las crisis diplomáticas en Asia-Pacífico y en general en el mundo, por ejemplo con Canadá y Francia. Además, la nueva política exterior china está produciendo cada vez más miedo por la amenaza militar china sobre las naciones de Asia-Pacífico.

Australia

Durante el último año China y Australia han estado inmersos en una guerra comercial que ha llevado a la imposición mutua de aranceles. El origen de este grave deterioro en las relaciones diplomáticas entre amos países fue la reclamación del primer ministro australiano de una investigación independiente sobre los orígenes del virus origen de la pandemia. Desde entonces, China ha tomado represalias imponiendo aranceles a las exportaciones australianas, de las que la economía australiana es muy dependiente, reduciendo la inversión en el país y suspendiendo los foros económicos mutuos. Recientemente, China ha anunciado la suspensión de todo diálogo económico con Australia, mientras que Australia ha roto varios contratos a iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda. En este contexto de relaciones bilaterales que están deteriorándose con gran rapidez y de acciones hostiles mutuas, la prensa australiana informaba recientemente sobre el peligro real de un conflicto militar entre China y Australia.

Taiwán

Al mismo tiempo que la prensa advierte sobre el peligro militar chino, China lleva meses escalando las tensiones en el Estrecho de Formosa y en Taiwán, aumentando su actividad militar y violando la soberanía de la isla, que considera una provincia rebelde y aspira a reintegrarla en su territorio. Sus maniobras en la zona han aumentado el temor a que sea una preparación para un ataque y que la élite china esté considerando la opción de anexionarse la isla, lo que probablemente forzaría a EEUU a defenderla. Este asunto de urgencia en la agenda de la administración Biden llega en un contexto en el que las relaciones bilaterales entre China y EEUU se encuentran en mínimos históricos y en el que China es el asunto más relevante de la política exterior estadounidense.

Otros países

La agresividad china también ha tenido impacto en las relaciones con Filipinas, cuyo ministro de Exteriores respondió a las incursiones chinas en aguas filipinas del disputado Mar de la China Meridional con un mensaje de Twitter nada diplomático. La paciencia del Gobierno de Duterte, que en principio buscaba relaciones favorables con China, parece estar agotándose después de años de disputas y enfrentamientos diplomáticos por las acciones chinas en el Mar de la China Meridional.

Además de Filipinas, China ha inflamado las tensiones con India recientemente por su desinformación y propaganda sobre la situación de crisis que vive India actualmente por culpa de la pandemia. Las relaciones bilaterales entre India y China ya pasaban por momentos difíciles por las disputas fronterizas que ambos países mantienen y por la hostilidad china.