El gigante norteamericano INTEL -el mayor fabricante de microchips del mundo- ha anunciado una inversión de 33.000 millones de euros en Europa para la construcción de plantas de fabricación de chips, un asunto clave para la reducción de la dependencia estratégica de Asia.
La empresa ha abierto negociaciones con Alemania, Italia y Francia para convertir a estos tres países en los impulsores de su inversión y construir los nuevos centros de fabricación europea de semiconductores, que se sumarían al centro que ya posee en Irlanda.
A pesar de que España cuenta con un Centro de Supercomputación en Barcelona, que ya colabora estrechamente con INTEL en temas de supercomputación avanzada, la multinacional norteamericana ha dado prioridad en sus inversiones a Alemania, Francia e Italia, que se convertirán en los principales hubs europeos de I+D de alto nivel tecnológico.
El país galo presenta un sector muy fuerte a nivel de tecnologías cuánticas y mantiene acuerdos maduros de cooperación en estas materias. Por su parte, Italia y Alemania cuentan también con un ecosistema muy atractivo, al tener un mayor nivel de colaboración público-privada y un enfoque sistemático y de largo plazo para el desarrollo del I+D en tecnología.
El almacenamiento global de chips y su distribución se han visto afectados por la crisis económica y el impacto de la pandemia en la logística e inversión. Además, los principales países de fabricación y exportación de estos semiconductores, la mayoría procedentes de Asia (Singapur, Taiwán, Japón…), están sufriendo una crisis medioambiental (una fuerte sequía en Taiwán, por ejemplo) que afecta a su capacidad de producción e impide una fabricación a la altura de la demanda. La descentralización de la producción y su distribución ha generado unos cuellos de botella que concentran la capacidad de producción en muy pocos países (Corea y Taiwán ocupan el 43% de la producción mundial y el 15% queda en manos de China). China ya movió ficha para alcanzar la autonomía estratégica en este sector en su plan Made in China 2025, una hoja de ruta para conseguir que el 70% de los componentes sea de producción nacional.
La fabricación de estos materiales tiene una especial importancia estratégica, ya que involucra a una enorme diversidad de sectores, como la tecnología, la automoción, la comunicación, la sanidad, los sistemas militares o la energía.
En Europa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya comunicó a principios de este año que se establecería una nueva ley sobre chips, la Ley Europea de Chips, para alcanzar una cuota de mercado al 30% en 2030.