En una entrevista para ABC de Andalucía, el miembro del Consejo Académico del Instituto de Seguridad y Cultura, experto en yihadismo y catedrático del Área de Ciencia Política de la Universidad Pablo de Olavide, Manuel Ricardo Torres Soriano, aborda el aumento de detenciones de yihadistas en Andalucía, especialmente de menores. Torres Soriano destaca que la radicalización de estos jóvenes se produce tanto de forma presencial como virtual, siendo los menores más susceptibles a la radicalización online.
Reproducimos íntegramente la entrevista publicada por ABC de Andalucía.
Las detenciones de yihadistas van en aumento en Andalucía. La última ha sido la de un menor en Montellano que preparaba un atentado. ¿Cómo se radicalizan estos menores?
Hay casos en los que ha sido un familiar o un conocido y ese proceso se ha dado cara a cara, aunque eso se ve complementado por el entorno online. Estas personas se interesan por un discurso que puede ampliarse y profundizarse a través de todo el material que está en internet. En otras ocasiones el contacto inicial se produce en internet y de ahí se profundiza cara a cara, pero también hay procesos estrictamente virtuales. Quizá el principal elemento diferenciador de los menores es que son más susceptibles a la radicalización virtual.
¿A qué contenidos acceden?
Existe un discurso que justifica y defiende la violencia consistente en que el Islam y los musulmanes están siendo masacrados en el mundo, algo que no acaba en ese diagnóstico y victimización sino que incluye una llamada a la acción: un musulmán no puede quedarse de brazos cruzados y su deber y el mandato de Alá es abrazar la yihad y por tanto, la violencia no sólo está justificada sino que es un mandato. Rehuir de ese mandato te convierte en un pecador y en un mal musulmán. Hay personas que abrazan ese discurso y se involucran en la violencia terrorista. Esto lleva a que, por ejemplo, el joven de Montellano intentara llevar a cabo una matanza en su instituto.
¿También buscan mártires, no?
Sí, también existe esa idealización del martirio. Perder la vida en la lucha por Alá se entiende como la máxima aspiración de cualquier musulmán. El mártir accede al paraíso de manera privilegiada con ese acto supremo de sacrificio. Así racionalizan perder su propia vida. Muchos complots terroristas están planificados para que quienes lo llevan a cabo pierdan la vida.
Acaba de cumplirse un año del atentado yihadista de Algeciras. Su autor iba contra los católicos. ¿Está aumentando ese mensaje?
Esa violencia que apunta de manera específica contra templos o sacerdotes no es nueva. Tiene mucho recorrido. Añade un plus a esa búsqueda del ‘enemigo’. En general toda la sociedad es susceptible de ser considerada enemigo pero además el ser católico o judío hace al objetivo especialmente apetecible por el simbolismo. También son objetivos de atentado los uniformados o el transporte de masas. Ellos calculan el mayor impacto y la mayor repercusión y alarma posibles.
¿Cómo ganan una legión de seguidores con su propaganda?
Parasitando de manera mezquina el interés por la religión. Lo hacen a través de foros o aplicaciones de mensajería sobre el Islam o la fe. Los reclutadores y radicalizadores bucean en esos espacios buscando perfiles que acceden interesándose por su fe y los derivan a espacios más reducidos donde ya se les testea con la yihad. Es algo progresivo y si la persona se interesa se la termina llevando a espacios mucho más discretos, donde prima un discurso ya abiertamente de violencia terrorista. En otras ocasiones hay quienes buscan entrar en ese bucle y terminan topando y consumiendo esa propaganda abierta. La cantidad de material que hay es abrumadora.
¿Qué redes utilizan?
Esto ha cambiado mucho en los últimos años. En 2014 ó 2015, época de apogeo del Estado Islámico, se hacía a través de Twitter, Facebook, YouTube, básicamente porque esas plataformas no actuaban de manera diligente eliminando esos contenidos. Había cierta impunidad que permitía encontrar una decapitación a dos golpes de click. Por fortuna esas redes se han ido segurizando, sobre todo con Inteligencia Artificial, para mapear la enorme cantidad de contenido que se genera diariamente, detectarla y bloquearla, y ha puesto coto al radicalismo. A día de hoy en estas plataformas este contenido es ya muy marginal y en ocasiones dura sólo unas horas de manera visible cuando antes una de estas cuentas radicales podía estar abierta años. Eso ha hecho que este contenido haya migrado a otros espacios más minoritarios, algunos incluso nuevos que imitan a WatsApp o Telegram. Cuando les cierran una abren otra. No obstante, estamos mucho mejor que hace unos años.
¿Está relacionada la inmigración con el aumento del yihadismo?
No lo vincularía. Esa radicalización no está correlacionada con el número de inmigrantes. Hay localidades con una cifra muy elevada de población musulmana en la que no se detecta ningún proceso de radicalización y en otras donde esa población es muy reducida o incluso anecdótica, como puede ser el caso de Montellano, sí. La radicalización es un proceso individual. Aquí lo importante son los agentes de radicalización. Ahí está uno de los desafíos de las Fuerzas de Seguridad.
¿Se difunde esta propaganda en las mezquitas?
Las mezquitas son espacios donde es difícil que este discurso se produzca de manera abierta porque están bastante controladas por las Fuerzas de Seguridad y los servicios de Inteligencia. Incluso a veces los imanes son los que colaboran con la Policía porque no les interesan esos mensajes, por tanto, no son espacios muy amigables para el reclutamiento en occidente. En otros países sí.
¿El papel de la mujer es residual?
Pueden ser agentes de radicalización de sus maridos, hijos u otras mujeres, pero no pasan a la acción. Es una deshonra que una mujer lo haga.
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