Florentino Potero (izq.) y Manuel R. Torres Soriano, el 4 de diciembre ‘Olavide Sevilla – Centro’. | ISC

 

«Es fundamental dejar claro que inmigración sin integración no es aceptable, que la cooperación tiene que ser auditada y que sin estados de derecho el desarrollo humano, económico y social resulta inviable». Éstas son las líneas rojas que, según recalcó el pasado 4 de diciembre en Sevilla Florentino Portero, director del Instituto de Política Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria, deben establecer los estados europeos en sus relaciones con el mundo árabe.

Este historiador experto en Relaciones Internacionales ofreció en Sevilla la conferencia ‘Diplomacia, inestabilidad y radicalismo en el mundo árabe’, organizada por el Instituto de Seguridad y Cultura y la Universidad Pablo de Olavide (UPO), que presentó y moderó Manuel R. Torres Soriano, profesor de Ciencia Política de la UPO. Portero analizó las rivalidades y competencias entre los estados árabes, sus diferencias en enfoques e intereses desde el punto de vista de las relaciones internacionales y cómo dicha competencia condiciona las acciones de diplomacia e influencia que proyectan hacia Europa y España. «Hay grupos que buscan fracturar la posición española al tiempo que medir la capacidad de resistencia a sus propuestas de todo tipo», advirtió Florentino Portero.

«La diversidad reina en el mundo árabe, hay países ricos en recursos energéticos y otros con serias dificultades para mantener en pie sus instituciones, los hay comprometidos con el islamismo frente a otros abiertos a enfoques más laicos, intervencionistas junto a aquellos que buscan cierto aislamiento… Una variedad —advirtió este experto— que determina una red de relaciones complejas que se vuelve aún más tensa por el efecto gravitacional de potencias no árabes como Turquía, Irán, Rusia, China o Estados Unidos».

En este contexto, Florentino Portero reiteró que «el mundo árabe no representa una unidad, una sola voz», algo que debe tenerse muy en cuenta desde Occidente. «Tanto la diplomacia europea como la española tienen que valorar cuidadosamente cada paso bilateral por sus efectos en la región«, incidió.

Una de las características del mundo árabe es el poder de influencia que tienen algunos de estos estados como campeones energéticos y financieros. No es baladí, pues, cuestionarse sobre los espacios que han podido cederse y si deben recuperarse en pos de una mayor independencia de acción. En este sentido, Florentino Portero puso de manifiesto que «es muy complicado desarrollar una diplomacia efectiva cuando no se tiene claro quién es uno y cuáles son sus intereses en la región».

De ahí esas líneas rojas que reiteró a lo largo de su intervención, principios fundamentales que deben establecerse a la hora de fijar las relaciones diplomáticas, tanto a nivel bilateral como desde la Unión Europea. Porque esa «incapacidad a la hora de definir quién se es y cuáles son los intereses» supone «el mayor obstáculo con el que se enfrenta tanto la diplomacia europea como la española». ¿Y cuál es la mejor forma de fijar dichos principios y establecer unas bases claras en dichas relaciones? En opinión de este experto, «la inversión internacional», que supone «la mejor garantía de futuro».