El radicalismo es una amenaza a la seguridad nacional y, en España, el foco más importante del radicalismo es el yihadismo. Estas fueron las principales conclusiones de la II Cumbre de Córdoba de Seguridad ‘Radicalismo, extremismo violento y seguridad: cómo hacer frente desde la democracia’, celebrada el 16 de noviembre en la ciudad andaluza.

Dicho encuentro, organizado por el Instituto de Seguridad y Cultura en colaboración con la Embajada de Estados Unidos en Madrid y el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), del Ministerio de Defensa, contó con la participación de Lorenzo Vidino, Director del Departamento de Extremismo de la George Washington University; el Coronel José Pardo de Santayana, analista del IEEE; y el Coronel (r) Emilio Sánchez de Rojas, miembro del Climate Change and Security Expert Group (United Nations Environment Programme).

«El radicalismo es una amenaza a la seguridad allí donde se traduce en actos concretos violentos y lo es igualmente al sembrar la semilla de la discordia y fomentar en las sociedades interpretaciones que empujan a las personas al odio y a actitudes destructivas», aseguró el Coronel Pardo de Santayana, quien apuntó además que «en España el foco más importante del radicalismo es el yihadista».

Por ello, ha señalado este analista del IEEE, «desde la perspectiva específicamente española es muy preocupante la actitud de Al Qaeda en los países vecinos del sur, especialmente en el Sahel«. Un fenómeno que entronca directamente con el concepto de extremismo violento, pero que no debe de hacer perder de vista la etapa previa: el radicalismo.

«Hay que combatir activamente el discurso, el relato y toda actividad que fomente una interpretación de la realidad presente y pasada que sirva para reforzar los fundamentos ideológicos del yihadismo«, apuntó Pardo de Santayana.

En este sentido, el Coronel (r) Emilio Sánchez de Rojas incidió en que «sería imprudente no vigilar estrechamente a los miembros de las corrientes del islamismo radical porque el salto a la violencia, el paso al terrorismo, se puede producir en cualquier momento«.

Este experto en Relaciones Internacionales recordó que «España es un objetivo primordial para todos los grupos islamistas terroristas, pero especialmente es un símbolo, ya que es el icono de la mayor pérdida territorial del islam, y la propaganda yihadista sobre la recuperación de Al Andalus ocupa un lugar destacado y permanente en su narrativa».

Centrándose en el uso de la propaganda yihadista de Al Andalus, Sánchez de Rojas puso el foco de atención en Córdoba, con su Califato, como referente de la etapa de mayor esplendor del Islam en la Península Ibérica. ¿Y cómo debe de actuarse ante estas estrategias? «Tolerancia cero. Cada concesión que se otorga es una señal de debilidad y supone un nuevo punto de partida para reforzar nuevas e insaciables reclamaciones». Dicho en otras palabras: «La propaganda hay que neutralizarla en España y combatirla en el Sahel y otras regiones azotadas por el terrorismo islamista».

Por su parte, Lorenzo Vidino contextualizó el yihadismo en Occidente, enfatizando que «es solo la punta del iceberg de un problema mucho mayor que es el islamismo salafista en todas sus dimensiones, aunque no sean violentas». El Director del Programa de Extremismo de la George Washington University aseguró que estas ideologías radicales «son una amenaza para la sociedad occidental, pues mantienen posiciones que atacan nuestros valores».

En esta línea, llamó la atención sobre la actividad de países como «Qatar, Kuwait y Arabia Saudí, que financian la expansión de una ideología que va a ser muy problemática en un momento de cada vez mayor polarización social».