El 2 de octubre de 2020, Emmanuel Macron alertó en un discurso a la nación del riesgo que significaba para la República el “separatismo islamista” y apuntó a “la necesidad de liberar al islam en Francia de las influencias extranjeras”.

Entre las medidas que anunció, destacó el fin del sistema de imanes adscritos, que permitía el envío de imanes formados y financiados por terceros países, algo que ya había adelantado en febrero.

El líder francés aboga por un mayor control de los mensajes que se lanzan en las mezquitas francesas mediante la formación de los imanes a través del Consejo Nacional de Imanes, pero también actuando en el ámbito educativo, ya que Macron situó a la escuela como garante de los principios constitucionales franceses.

El 16 de febrero, la Asamblea Nacional Francesa aprobó, con 347votos a favor, 151 en contra y 65 abstenciones, el proyecto de ley que reafirma los principios republicanos, de cuyo nombre y contenido finalmente desapareció cualquier alusión al islam u otra religión.

En paralelo, el mismo día Macron anunció que Francia establecerá un mayor control sobre las mezquitas, su financiación y sus imanes, con especial atención a la injerencia en este sentido de Marruecos, Argelia y Turquía.

 

Cuestiones a tener en cuenta en España y el resto de Europa

El hecho de que el Gobierno francés haya señalado directamente la situación que se vive en el país como una amenaza para los principios rectores de la República, es decir, los principios constitucionales del Estado, es una llamada de atención a la que deben responder el resto de países europeos.

Las características propias de Francia y el modelo multiculturalista que ha desarrollado en las últimas décadas no deben descentrar la atención de la principal denuncia de Emmanuel Macron: el intento de terceros países de controlar el islam en Francia y acentuar su oposición a los principios constitucionales.

El caso francés vuelve a poner encima de la mesa la realidad de que algunas interpretaciones del islam son del todo contrarias a los principios democráticos que rigen las sociedades occidentales.

España, identificada con el esplendor pasado del islam de Al-Ándalus simbolizado en la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada, es un recurso recurrente entre aquellos que apelan a la necesidad de recuperar todo territorio que un día fue musulmán.

Es necesario abrir un debate a nivel español y europeo para prevenirla expansión del islamismo separatista mediante la defensa y el reforzamiento de los principios constitucionales occidentales.