La semana pasada, el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), un laboratorio de ideas con sede en Australia, presentó su Índice de Terrorismo Global para el año 2022, en el que analiza las tendencias de la amenaza terrorista mundial teniendo en cuenta el número de muertes, incidentes, secuestros, heridos y acciones violentas como principales indicadores.

En su análisis, el IEP emplea datos del Terrorism Tracker y otras fuentes de autoridad para ofrecer un estudio por áreas, países y regiones sobre los diferentes impulsores de la amenaza terrorista en el mundo y los efectos de sus acciones en los factores estructurales. Además, analiza la evolución de las características de los diferentes grupos terroristas.

Los datos de este año muestran una bajada de la incidencia global del terrorismo en casi un tercio con respecto al 2015. En total, 86 países han mejorado su índice de amenaza de terrorismo (con especial mejoría en la región de Eurasia y Rusia). En el lado opuesto, 19 han empeorado (zona de África subsahariana y Sahel), sumando un impacto del 48% de la acción terrorista global (están afectados, especialmente, Burkina Faso, República Democrática del Congo, Malí y Níger).

Myanmar es el territorio que más incremento de muertes por terrorismo ha demostrado a lo largo del 2021, debido a la continuada protesta sociopolítica que está registrando el país. Seguidamente, Níger representa la segunda zona con mayor subida de esta incidencia terrorista, un aumento motivado, según el análisis, por la mejora en las capacidades organizativas del grupo terrorista ISWA. Por otro lado, Mozambique se presenta como la zona con mayor descenso de la actividad terrorista en este último año (un 82% con respecto al año anterior), gracias a las medidas de contraterrorismo aplicadas con contundencia en coordinación con los aliados regionales. Por su parte, Afganistán, Iraq y Somalia siguen siendo los países con mayor índice de amenaza e impacto terrorista -aunque el número de muertes se ha reducido un 14% en su totalidad en este último año-, demostrando un crecimiento del impacto terrorista en Afganistán en los últimos tres años y una leve bajada en Iraq en este periodo, debido a la disminución de la acción terrorista de Al Qaeda y el Estado Islámico en la región.

Teniendo en cuenta el índice de impacto e influencia, el Estado Islámico se presenta en este estudio como el grupo terrorista con mayor acción en el 2021, rebasando a los Talibán, y siendo su filial en África (JNIM) la organización que más se ha intensificado (un 69% este último año).

En sus conclusiones, el informe aporta como sugerencia estratégica que las operaciones contraterroristas se dirijan hacia la prevención de una mayor perpetuidad de estos grupos más recientes, con el objetivo de eliminar su influencia y prolongación. Por otro lado, se señala que el empleo de la tecnología es un indicador clave a tener en cuenta sobre las derivas de la acción futura terrorista, con especial atención a las próximas tendencias de desarrollo la tecnología 3D, la Inteligencia Artificial o los vehículos autónomos.