«Es necesario generar un contrarrelato ante la manipulación de la idea de Al-Andalus por el yihadismo, sobre todo porque hay un despiste generalizado, por un lado, y malas artes por parte de actores políticos y sociales de peso, por otro».
Estas palabras de Carlos Echeverría, subdirector del Instituto General Gutiérrez Mellado de la UNED, resumen una de las conclusiones del coloquio ‘La simbología de Córdoba y Al-Andalus para el yihadismo’, que se ha celebrado esta tarde en Madrid y en el que ha participado junto a Manuel R. Torres Soriano, director del Diploma de Especialización en Análisis del Terrorismo Yihadista, Insurgencias y Movimientos Radicales de la Universidad Pablo de Olavide.
Ambos expertos han abordado en el Club Financiero Génova la creación, manipulación y uso propagandístico de la idea de Al-Andalus –con referentes simbólicos como Córdoba, con su Mezquita, y Granada, con la Alhambra- a favor de un discurso que, en definitiva, pretende recuperar lo que consideran “tierra conquistada”.
“En un 35% del total de las menciones de la propaganda yihadista a España se alude a este tema”, ha apuntado Manuel R. Torres. “Es la temática más recurrente en el discurso yihadista hacia nuestro país, la cual ha sido impulsada por los principales líderes e ideólogos del movimiento yihadista”.
El profesor de la Universidad Pablo de Olavide ha recordado que “se trata de un recurso simbólico que se utiliza exclusivamente para generar un nuevo motivo de agravio que legitima y justifica la violencia contra los ‘ocupantes’ de una tierra que pertenece al Islam”. Además, el carácter violento de las reivindicaciones imbuye el concepto mismo de Al-Andalus que maneja el yihadismo. Como ha explicado Torres, “las menciones a este periodo se hacen exclusivamente en términos de ‘tierra arrebatada’”, lo que implica recuperarla.
Por su parte, Carlos Echeverría ha incidido en que “para el yihadismo, pero también para el Islam, ser tierra fertilizada por la verdadera religión implica que es un espacio a recuperar, pues está en manos de infieles”. En este sentido, el profesor de la UNED ha recordado que “Córdoba fue sede de un Califato –como lo fueron Damasco, Bagdad o Estambul- y además es un destino turístico emblemático donde los haya, por lo que tiene un valor añadido”.
El símbolo físico más poderoso de dicho Califato es la Mezquita de Córdoba y “la polémica que gira en torno a la Mezquita-Catedral puede afectar al uso que hace el yihadismo de la idea de Al-Andalus, pues pone en los titulares el tema y alimenta una causa cargada de simbolismo”. No en vano, como ha recordado el profesor Torres, “la interpretación de este periodo de ocupación islámica de la Península Ibérica como una supuesta experiencia de convivencia y tolerancia entre civilizaciones es inexistente en el discurso yihadista”.
¿Y cómo se debe generar ese contrarrelato? “Con mucha pedagogía, pero no sólo reactiva sino que hay que ser proactivos, de la misma manera que lo son los islamistas, los despistados y los malvados”, ha explicado Carlos Echeverría. El profesor de la UNED ha puesto como ejemplo “la reacción de los profesores de Historia Medieval [más de 40 profesores universitarios de toda España firmaron un manifiesto contra los argumentos históricos de la comisión de expertos organizada por el Ayuntamiento de Córdoba], que debía de estar en todos sitios”.
Echeverría ha roto una lanza a favor de hablar claro: “No hay que tener vergüenza en recordar que desde 1236 Córdoba dejó de estar en manos del Islam, en los mismos términos que los turcos repiten siempre que pueden que Estambul dejó de ser la Constantinopla cristiano-romana desde 1453 hasta hoy”. “Eso –ha incidido- es la Historia con mayúsculas”.