Los retos de Margarita Robles como Ministra de Defensa

Margarita Robles pasa revista durante su toma de posesión como Ministra de Defensa el 7 de junio. | Ricardo Pérez/MED

 

Margarita Robles, hasta ahora Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, se ha convertido este 7 de junio en la tercera mujer que ocupa el cargo de Ministra de Defensa en España, tras la pionera, Carme Chacón, y su inmediata antecesora, María Dolores de Cospedal.

Robles, que ya formó parte del último Gobierno de Felipe González como Secretaria de Estado de Justicia e Interior, asume ahora una cartera que vuelve a tener el control del Centro Nacional de Inteligencia, que desde la reforma de los departamentos ministeriales decretada por el Gobierno de Mariano Rajoy en diciembre de 2011 había permanecido en la órbita del Ministerio de Presidencia.

Entre los grandes retos que deberá afrontar Robles al frente de Defensa destacan la puesta en marcha de los programas de inversión comprometidos por su antecesora y que nunca llegaron a activarse. Si entonces se apelaba a la necesaria aprobación de los Presupuestos Generales del Estado como paso previo para su programación efectiva y ejecución, ahora queda por ver qué ocurrirá finalmente con los PGE y si el nuevo Gobierno apostará por activar unas inversiones muy reclamadas tanto desde el seno de las Fuerzas Armadas como desde la industria de Defensa.

Este esfuerzo presupuestario entronca directamente con el avance en el cumplimiento del compromiso adquirido con la OTAN de aumentar las partidas destinadas a Defensa hasta el 2% del PIB. Los planes anunciados por el anterior Ejecutivo, pese a suponer un claro avance, no llegaban a alcanzar dicha cifra. Sea como fuere, España deberá tomarse en serio este apartado si pretende mantener el peso adquirido en la Alianza, algo de lo que dependerá en gran medida el prestigio de España a la hora de lograr aspiraciones como que la base naval de Rota se convierta en el centro de control de la operación Atalanta.

La apuesta por Rota se presenta en una alianza con Francia para repartirse las infraestructuras militares de la UE tras el Brexit. Un hecho concreto que entronca a su vez con la necesaria activación de una política de Defensa y Seguridad común más activa en el ámbito europeo y en el que el actual Gobierno, con un marcado carácter europeísta, podrá colaborar en el desarrollo del concepto de defensa común europea.

Finalmente, otro de los aspectos que debe afrontar Robles en su nuevo destino es el de la reforma de las Fuerzas Armadas a un modelo más acorde a las necesidades actuales en línea con lo que se ha dado en llamar guerra híbrida. La puesta en marcha el próximo mes de noviembre del programa Brigada Experimental 2025 es un primer paso hacia la transformación estructural, pero no solo, del Ejército.