Hace unas semanas, la Comisaría General de la Información de la Policía Nacional, en colaboración con miembros de la Agencia Tributaria, agentes de la Comisaria General de Extranjería y Documentación, así como con el apoyo de agentes de Europol, llevaron a cabo una operación que permitió desmantelar la mayor célula de financiación terrorista yihadista de la historia de España. Dicha operación permite observar el modus operandi de una trama que actuaba de forma muy similar a las organizaciones mafiosas.

Empezando por la estructura familiar de la organización, encabezada por Fares Kutayni, quien llegó a España durante los años 80 con el resto de su familia proveniente de Siria, y en la que jugaban un rol fundamental:

– Su hijo Human Kutayni, arrestado en 2008 por su vinculación al atentado de Damasco de ese mismo año y pertenencia al grupo terrorista Fatah Al-Islam, ligado a Al-Qaeda.

– Su hermano, Manaf Kutayni, líder de la organización Hal’y Tahir AlSam, parte del grupo terrorista Al Nusra.

– Y Mohamed Galep Kalaje, quien fue encarcelado durante nueve años por ser considerado el tesorero de Al-Qaeda en España, organización que entonces lideraba Abu Dahdah, condenado por ser uno de los planificadores del atentado del 11-S.

Otro rasgo que asemeja a esta célula con la mafia es la amplia estructura empresarial con la que operaba. Los ingresos podían provenir de dos fuentes distintas. La primera, a través de las ganancias legítimas obtenidas del entramado empresarial de hasta nueve empresas ubicadas en Madrid y Valencia, y la segunda, mediante la falsificación de facturas a fin de incluir un sobreprecio, con la finalidad última de aumentar los fondos de la caja B.

Los terroristas, tanto en Oriente Medio como en el continente africano, podían recibir apoyo financiero o apoyo material, este último derivado del transporte desde España de vehículos pesados y determinadas piezas de recambio de los mismos. Para mover la mercancía se utilizaba una empresa de transporte de contenedores, dirigida por el patriarca de la organización y ubicada en el puerto de Valencia. Dicha ubicación posibilitaba llegar a las costas sirias para abastecer al grupo que lideraba su hermano Manaf en Siria y, al mismo tiempo, alcanzar otras regiones con una presencia notable de Al Qaeda, como Yemen, Somalia, Sudán y Libia.

En cuanto a las transacciones, el dinero se transportaba de dos métodos:

– Mediante la llamada ‘Hawala’, sistema de transferencia alternativo que basa el movimiento del dinero en personas proveedoras de servicios con los que se tiene estrecha cercanía y/o confianza ; un método que apenas deja rastro.

– A través de los denominados «correos humanos», personas que transportaban físicamente el dinero desde España hasta los destinos mencionados, lo que da buena cuenta de la enorme capacidad y poder operativo del grupo desmantelado.