Entre el pasado 17 y 18 de septiembre, en Líbano al menos 12 personas murieron y 2.800 resultaron heridas tras la explosión simultánea de los dispositivos buscas utilizados por Hezbolá para comunicarse. Este incidente ha sido calificado como la mayor brecha de seguridad que la organización ha enfrentado en el último año de conflictos con Israel. En este contexto, el uso de dispositivos personales como armas ha fomentado una psicosis de inseguridad, así lo ha explicado Manuel Ricardo Torres, miembro del Consejo Académico del Instituto de Seguridad y Cultura.

Manuel Ricardo Torres es también catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y dirige el Diploma de Especialización en Análisis del Terrorismo Yihadista, Insurgencias y Movimientos Radicales de esta Universidad y el Curso Internacional sobre Terrorismo Yihadista que se celebra anualmente en Carmona. Además, ha publicado numerosos capítulos y artículos académicos sobre terrorismocomunicación política y ciberseguridad.

Según Manuel Torres, la transformación de objetivos cotidianos en potenciales peligros provoca un clima de desconfianza en la población, afectando la percepción de seguridad en la vida cotidiana. Con todo esto, Torres ha señalado que estos eventos han debilitado significativamente a Hezbolá ya que muchos de sus integrantes se encuentran en un estado de pánico, lo que complica su capacidad de comunicación y respuesta ante ataques enemigos.

Además, el impacto psicológico de estos ataques es notable, ya que, a diferencia de atentados anteriores que tenían como objetivo líderes específicos, ahora cualquier individuo que posea un dispositivo puede ser considerado un potencial objetivo.

cabe destacar que la novedad de este ataque ha sido que se haya llevado a cabo de manera masiva. Los grupos terroristas ya han hecho uso de este tipo de ofensiva. Al Qaeda “ocultó explosivos en impresoras que intentó enviar a través de transporte comercial”, ha añadido Torres.

El catedrático también ha destacado la necesidad de revisar los protocolos de seguridad de suministros de dispositivos electrónicos, ya que estos ataques intensifican la desconfianza hacia la tecnología. Por ello, se debe asegurar de no adquirir productos en cuyo origen puedan darse manipulaciones maliciosas.

Por último, Torres ha señalado que la implementación masiva de estas tácticas, que antes se reservaban para objetivos de alto valor, representan un cambio significativo en el enfoque del terrorismo. Este fenómeno, a su juicio, podría tener repercusiones a nivel global, obligando a una constante adaptación de las medidas de seguridad y a un enfoque dinámico en la lucha contra el terrorismo.

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